Uno de los avances doctrinarios más importantes en el derecho internacional contemporáneo es la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, en conexión con la obligación de los Estados de resolver los conflictos por medios pacíficos, lo cual abrió espacio a la instauración de un sistema de seguridad colectiva. Es un extenso proceso histórico orientado al ordenamiento jurídico de la comunidad internacional, que culminó en la Sociedad de las Naciones (1919), al término de la primera guerra mundial, y tiempo después con la fundación de la Organización de las Naciones Unidas, en 1945.
A propósito de la situación creada por la presencia de una flota pesquera china y la captura de uno de los barcos en la Reserva Marina de Galápagos, estimo pertinente hacer memoria, a vuela pluma, de la codificación y desarrollo progresivo del nuevo derecho del mar.
La Organización de Estados Americanos es el más alto foro político regional y en esa condición maneja una amplia agenda con asuntos de interés común para los Estados miembros, en ámbitos diversos de carácter político, económico, social y cultural. Desde esa perspectiva, ha impulsado la adopción de varios instrumentos multilaterales, entre ellos la Convención Interamericana contra la Corrupción.
El sistema interamericano tiene su origen en la filosofía política del Libertador Simón Bolívar, cuyo ideal americanista se plasmó en el Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua, suscrito en el Congreso Anfictiónico de Panamá, en 1826. Si bien sólo Colombia ratificó dicho instrumento, la idea de construir una unión de repúblicas americanas fue un paso sin precedentes, que condujo a la formación de un sistema de cooperación internacional sin paralelo, ya que la OEA es la organización regional más antigua del mundo.
Las poblaciones de los estados que actualmente se conocen con las denominaciones de Corea del Sur y Corea del Norte tienen una dilatada trayectoria histórica, marcada por la presencia de chinos y japoneses, en diversas épocas, que se remontan a siglos anteriores a la era cristiana. En todo caso importa citar el dato de que en 1592 un ejército japonés invadió el país y fue rechazado.
La paz y la seguridad son objetivos prioritarios de la sociedad internacional jurídicamente organizada. Ello no obstante, pese a los constantes esfuerzos desplegados, conflictos de diversa importancia e intensidad se producen en varias latitudes del planeta, por razones que a veces dimanan de una perspectiva histórica.
La promoción y protección de los derechos humanos es un ideal común de los pueblos del mundo, como un medio eficiente de preservación de la dignidad de la persona. Este anhelo universal tiene una dilatada trayectoria histórica. Entre los hitos esenciales de este proceso figuran las declaraciones emanadas de las revoluciones liberales de Inglaterra, Estados Unidos y Francia, o sea el Bill of Rights inglés de 1689, la Declaración de Independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica, de 4 de julio de 1776, y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de Francia en agosto de 1789.
El plebiscito realizado en Colombia, el 2 de octubre en curso, para refrendar los acuerdos concertados en La Habana entre el Gobierno y las FARC, con miras a construir una paz estable y duradera tras una guerra interna de 52 años, tuvo un desenlace negativo y desconcertante a la luz delas expectativas oficiales y de la comunidad internacional. En efecto, dada la trascendencia del tema, la atención general se centró en el curso de las negociaciones y se generó la percepción de que el acuerdo suscrito el 26 de septiembre sería refrendado por el voto popular en el acto soberano del 2 de octubre. La abstención de un 60 por ciento de votantes y la victoria del “no”, por una mínima diferencia, suscitó una explicable perplejidad en los diversos círculos de opinión. Si partimos de la consideración de que todos los colombianos desean la paz y que esta división interna, no exenta de matices políticos, no es un rechazo al acuerdo sino a las condiciones que prevalecieron en su negociación, el triu
El Libertador Simón Bolívar, desde su perspectiva unificadora de nuestros pueblos en una confederación anfictiónica, con un ordenamiento jurídico capaz de dirimir las potenciales diferencias entre sus miembros, fue uno de los precursores de los mecanismos de solución pacífica de las controversias internacionales.
En los primeros días de enero en curso, el gobierno de Mauricio Macri, que asumió recientemente el ejercicio del poder, reafirmó los derechos de soberanía de la República Argentina sobre las islas Malvinas, al cumplirse 183 años de la ocupación británica del archipiélago austral. Con tal oportunidad, el Mandatario reiteró su llamado al diálogo al Gobierno del Reino Unido para el amistoso arreglo de este antiguo problema bilateral. “Argentina renueva su firme compromiso con la solución pacífica de las controversias, el derecho internacional y el multilateralismo”, manifestó el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otras consideraciones, en un comunicado divulgado por los medios de comunicación sobre este delicado asunto.
La mudanza del clima de la Tierra y sus efectos negativos constituyen una preocupación común de la humanidad. Por eso, en términos generales, diríamos que los afanes de la comunidad internacional se orientan, desde hace varias décadas, al establecimiento de un orden ecológicamente racional del medio ambiente, ante las crecientes e inquietantes manifestaciones de deterioro ambiental que amenazan a nuestro planeta.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, por Resolución 51/41S, del 10 de diciembre de 1996, exhortó a los Estados miembros a concertar un acuerdo internacional eficaz y de cumplimiento obligatorio para prohibir el uso, el almacenamiento, la producción y la transferencia de las minas terrestres antipersonales, que constituyen una amenaza letal, sobre todo para la población civil en diversas regiones del planeta y que han causado mutilaciones, muertes y padecimientos a millones de personas.
Bien se conoce que el consumo de estupefacientes es un problema que viene de muy antiguo, en el afán de descubrir paraísos artificiales, pero como asunto de preocupación internacional surgió en 1912 con la suscripción de la Convención del Opio, en La Haya, que fue el primer acuerdo multilateral en ese ámbito.
Miguel A. Vasco El tránsito de las generaciones por los caminos de la historia se ha caracterizado siempre por su orientación hacia el horizonte de la libertad, idea-fuerza promotora de episodios heroicos o de sacrificios anónimos o simplemente del ejercicio cotidiano de la ciudadanía sin claudicaciones. No fue casual, por tanto, el hecho de la emancipación iberoamericana como un proceso compartido y casi simultáneo, en respuesta articulada de nuestros pueblos a los rigores de un dominio colonial destinado a colapsar, como ocurre con los regímenes cimentados en la opresión y la negación de las libertades y derechos fundamentales del ser humano. El ejercicio imperial europeo, expresado en la presencia de España, Portugal e Inglaterra en tierras americanas, se derrumbó en las postrimerías del siglo XVIII y en los primeros lustros del siglo XIX. El ejemplo de la Revolución Norteamericana de 1776 y el caudal ideológico de la Ilustración y de la Revolución Francesa de 1789 inflamaron la hog
Por varios de sus actos y manifestaciones, el papa Francisco ha demostrado estar en sintonía con los hechos trascendentes de la realidad internacional y se ha convertido en referente de dimensión planetaria en ámbitos que superan lo estrictamente religioso. La visita que realizó a Tierra Santa ratificó su cosmovisión ecuménica de la problemática actual, más allá de las connotaciones obviamente religiosas de tan significativo episodio, pues bien se conoce que el Oriente Medio es uno de los escenarios más sensibles del quehacer internacional por los conflictos de diversa naturaleza que allí ocurren, entre los que figura de modo relevante el problema territorial que enfrenta a judíos con palestinos.
Este es uno de los temas que preocupan a la opinión pública internacional contemporánea por la incidencia que ha tenido en ese ámbito la crisis económica y financiera de los últimos años, afectando a millones de personas en diversas latitudes del planeta, sobre todo a las residentes en países desarrollados.
En la última semana de marzo se realizó en La Haya, Holanda, la Cumbre de Seguridad Nuclear, por iniciativa de los Estados Unidos, con participación de 53 países. Esta reunión multilateral acordó, al término de sus deliberaciones, reducir y proteger mejor el material atómico almacenado en el mundo, en función de la paz y la seguridad de la comunidad de naciones. En opinión de algunos expertos, unas dos mil toneladas métricas de materiales altamente radiactivos están distribuidas en 25 países.
Este es el título de un famoso libro escrito en el siglo XIX por un joven pensador político francés, Alexis de Tocqueville, profundo observador de las ideas liberales instaladas en los cauces abiertos por la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) y por la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de la Revolución Francesa (1789).
Desde hace pocos lustros, la sociedad internacional ha asumido como objetivo general la armonización de esfuerzos tendientes a la erradicación de la pobreza extrema, como uno de los factores conducentes al desarrollo integral de los pueblos, y con él, a la paz social, a la seguridad, al respeto de los derechos humanos y al ejercicio de la democracia representativa. Tanto en la Carta de la ONU (1945) como en la Carta de la OEA (1948), no había ninguna mención específica sobre el asunto en la versión original de sus principios y propósitos.
El tema relativo al desarme general y completo bajo un control internacional eficaz ha sido motivo de atención tanto en la Sociedad de Naciones (1919) como en la Organización de las Naciones Unidas (1945). Sin embargo, por la naturaleza del asunto, éste ha permanecido en el campo de la utopía y de las buenas intenciones, ya que la sociedad internacional sigue siendo una estructura de poder, en la cual gravitan factores geopolíticos e intereses de diversa índole, que privilegian los aspectos inherentes a la seguridad nacional y colectiva. En efecto, la propia Carta de la Organización de las Naciones Unidas no contempla el desarme en su preámbulo ni en sus propósitos y principios. Se limita a expresar, en su art. 11, que "La Asamblea General podrá considerar los principios generales de la cooperación en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, incluso los principios que rigen el desarme y la regulación de los armamentos….". Y en el art. 26, concerniente al Consejo de Se