Los indicadores de empleo cerraron el 2021 con un crecimiento frente al 2020, como un efecto rebote luego de la caída de la economía por el covid-19. Sin embargo, las condiciones laborales como el acceso a un empleo adecuado y las mejoras en el ingreso aún no son cercanas a las del 2019, época prepandemia.
La tasa de empleo adecuado, que refleja a quienes laboran 40 o más horas a la semana y reciben un salario igual o mayor al básico, fue de 33,9% al cierre del año pasado. Es decir, fue mayor al 30,4% de diciembre de 2020, según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, presentada ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La evolución de este indicador ha ido en función del desempeño de la economía, cuyo crecimiento para el año pasado se proyectó en 4%, dice el consultor económico David Castellanos.
Sin embargo, la tasa de empleo adecuado aún es menor a diciembre de 2019 que fue 38,8%. Castellanos explicó que hay sectores de la economía que en el último año lograron una recuperación económica como el comercio o la manufactura, pero otros como la construcción no lo han logrado y esto limita su capacidad de generar fuentes de empleo.
El mismo efecto rebote existe en el desempeño del ingreso laboral promedio. En diciembre de 2021, un trabajador ganaba en promedio USD 421,80, mientras que un año atrás obtenía 410,50.
Aunque las cifras muestran que el año pasado hubo una mejoría en los ingresos, antes de la pandemia eran mayores en USD 40,80. Para Byron Villacís, analista económico y exdirector del INEC, el hecho de que los ingresos promedios de los trabajadores sean menores respecto al 2019 demuestra que el mercado laboral está deprimido.
Y lo anterior también se evidencia en la alta informalidad. En diciembre pasado, el 50,6% de personas con empleo se encontraban en el sector informal de la economía. Este porcentaje fue mejorando a lo largo del año, pero no logró bajar a la cifra de informalidad del 2019, que fue de 46,7%.
Por eso, el subempleo, donde una persona trabaja menos de 40 horas a la semana y gana menos del salario básico, pasó de 17,8% en diciembre de 2019 a 23% en el mismo mes del año pasado. En 2021, este indicador se mantuvo sin mayor variación.
La crisis de la pandemia generó también otro tipo de dinámica en las familias para conseguir ingresos, explica Villacís. Por ejemplo, algunas mujeres, que anteriormente se dedicaban solo a tareas del hogar, han decidido buscar empleo; lo mismo ha sucedido con las personas que anteriormente solo estudiaban y hoy requieren trabajar.
Esto se refleja en el incremento de la tasa de participación global, que pasó de 64,3% en diciembre de 2020 a 67,4% en diciembre pasado; es decir, en ese mes hubo más gente buscando trabajo.
Por su parte, el desempleo a diciembre de 2021 fue de 4,1%, que si bien fue menor si se compara con año previo, también fue mayor frente al 2019, cuando cerró en 3,8%. Durante el año pasado, este indicador tuvo un desempeño variable. Por ejemplo, en mayo pasado se registró la tasa más alta (6,3%), mientras que en diciembre fue la más baja, lo cual significó que en ese mes 39 779 personas dejaron el desempleo.
Para José Hidalgo, director general de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), en 2022 se estima una recuperación de la economía que va a ir acompañada de la mejora de los indicadores laborales, pero en este año tampoco se prevé alcanzar los niveles prepandemia.
El experto señaló que en el desempeño de este año también influyen otros factores como el incremento del salario básico unificado (SBU) que puede generar “un desaliento en la contratación en el sector formal”.
De todas formas, los expertos consideran que se deben implementar mecanismos para incentivar el empleo. Para Castellanos, es importante que el Gobierno impulse las nuevas inversiones para la generación de plazas de empleo formal. Por su parte, Hidalgo señaló también que en la reforma laboral que se presentará este año, se deben considerar aspectos para impulsar la contratación como las modalidades contractuales flexibles.