Solo medios

El columnista señor Miguel Rivadeneira piensa “que existen ecuatorianos (…) que creen que está bien que se silencie a la prensa, que se la persiga y se impida su tarea” (EL COMERCIO: 29/10/2012). Nada más lejos de la verdad, jamás los ecuatorianos pensaremos de esa manera, porque, además, esa no es la situación de la prensa en el Ecuador. Otra cosa diferente es que no se comparta el hecho evidente de que los medios del país, especialmente los que se autocalifican como “libres e independientes”, pretendan convertirse (sino se han convertido ya) en actores políticos privilegiados alterando, de manera decisiva, la concepción de la política, en cuyo caso han entrado al debate político con todas las secuelas que ello conlleva. Desde esta posición, su defensa (la de los medios) de la libertad de expresión no abarca la concepción, el contenido y el ámbito de lo que ella significa como derecho humano, porque tal defensa tiene connotaciones de un enfoque sesgado y reducido de este derecho universal en plena vigencia en el Ecuador. Lo evidente de esta conversión se manifiesta mediante una información y opinión de los medios en las que se privilegia y magnifica lo que consideran errores gubernamentales y se minimiza, al extremo, sus logros que no son pocos y verdaderamente trascendentes. Lo antes señalado no significa que abogue por una prensa servil o genuflexa al poder, sino porque su información y crítica en torno a los actos del poder, sea veraz y objetiva como manda la Constitución de la República y no eminentemente política en sus fines y objetivos.

Suplementos digitales