Hace 40 años, cuando el país salía de una dictadura militar y, además, por efectos de una bonanza económica se insertaba en la globalización, la idea de que Ecuador fuera una nación democrática se trabajó desde una sistema de partidos políticos. Hoy las cosas han cambiado, hay nuevas sensibilidades que la política tradicional aún no termina de tomar en serio, porque rompen su propio paradigma.