Nuestro país siempre tuvo como basamento de su economía a la agricultura. En siete u ocho décadas del siglo XX fueron los productos de tierras tropicales como el cacao y café los puntales de su economía.
Transcurridos siete meses del año 2017 ha aparecido la cifra que el Presupuesto General del Estado requiere para atender las necesidades económicas.
Para mediados del 2017, existen ya cifras demostrativas de que la población ecuatoriana que integra el segmento de la pobreza casi se ha mantenido en el porcentaje del 23 por ciento, siendo esta cifra lindante de una cuarta parte de la base popular, porque apenas en el período de junio del 2016 a junio del 2017 ha bajado 0.6 de la unidad, esto es de 23.7 por ciento a 23.1, cuando habría podido fácilmente situarse solo en un 12 por ciento por cuanto ingresaron cifras altas al presupuesto público como nunca antes y difícilmente se repetirán en el futuro. Esos recursos debieron servir para que el pueblo los perciba y disfrute, una vez convertidos en salarios justos y honradamente ganados y pagados.
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Sin que sea nuestro interés ubicar el siglo de aparecimiento de la intimidad sexual a cambio de dinero llamada prostitución, sí es posible afirmar que sin aquel ingrediente monetario, esa práctica de un hombre con una mujer sería de algunos milenios antes de la era cristiana.
En el corto tiempo de tres semanas se efectuará la sucesión del poder presidencial que concluirá a los diez años y cinco meses del mandato del economista Rafael Correa.
Cuando el paso del tiempo se le considera inexorable, y al llegar a la cobertura de diez largos años de ejercicio del poder presidencial absoluto en una República como el Ecuador, que siempre gozó de la alternabilidad política democrática, podríamos afirmar que el tiempo transcurrido condenará el anhelo de que continúe, con otra persona, pero del mismo correísmo; pues la fatalidad le ha llegado como necesidad de que sea otro sector político quien ocupe el sillón presidencial, inclusive físicamente; porque la volatilidad del actual mandatario lo ha dejado vacío, al deambular por todo el territorio cual estrella, ya sin brillo, en un espectáculo omnipresente a lo largo del país.
En el naipe de la vida hay cartas que se combinan para ganar un juego, y otras que lo dificultan. Transcurrirán horas, días y semanas en las cuales los resultados triunfantes alcanzarán linderos de sentimientos cercanos a la felicidad; pero hay también otros en que se frustrarán al no cubrir ese nivel psicológico en el esquema de sus vidas. He ahí la alternancia que tienen los hechos de los seres humanos, al igual que si fuera un juego de cartas entregado a cada persona, sin importar sexo, edad; o peor aún, condición social y nivel económico.
Dentro de la economía capitalista como es la del Ecuador, uno de los principios del libre mercado es la autonomía de sus movimientos y transacciones, con la finalidad de que el Estado ocupe siempre un sitial lejano al intervencionismo. Esos fueron los elementos condicionantes para que las partes de un contrato de operaciones monetarias, gocen de las libertades para cumplir los fundamentos de la propiedad privada de los medios de producción. Por eso, son las personas naturales o también las jurídicas, quienes fijan el precio de cualquier transacción, especialmente del tipo de bienes inmobiliarios, y cuando hay escrituras de traspaso de dominio, se pagan siempre los impuestos prediales al municipio correspondiente donde se asientan dichos predios. Si no se cumplen estos elementos no puede concluirse el proceso con la inscripción en el registro de la propiedad. Nunca interviene el Estado por su propia naturaleza constitutiva; esto es, estar ubicado en el sitial de garante total de los bie
Entre los datos que se presentaron en el VIII Foro Ministerial de Desarrollo Social y 1ª. Conferencia sobre este tema para América Latina y el Caribe, celebrado en la República Dominicana hace pocos días, se revela un factor positivo que representan los 70 millones de la población de nuestros países que totalizan un número aproximado a los 270 millones, que han dejado atrás los niveles de pobreza, según informó Helen Clark, administradora del PNUD-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Solo faltan ocho meses para que concluya el ciclo forzado de diez años de correísmo, y se anuncian problemas muy graves que se revelan con desesperación, tales como la concesión de la hidroeléctrica Sopladora o la creación de una sociedad estratégica basada en la Corporación Nacional de Telecomunicaciones; y lo hacen con la finalidad de que ingresen capitales de Empresas domiciliadas en París y en Madrid, a través de la visita de Rafael Poveda, Ministro Coordinador de sectores estratégicos a las capitales de Francia y de España.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Art. 20 proclama que: “Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas”. Sin embargo, la actual prepotencia gobiernista está demostrando que esos principios incorporados en mandatos constitucionales vigentes, y amparados en dicha doctrina universal del sindicalismo, creen que pueden ignorarse en la práctica. Muy poco les importa que se equiparen a la adherencia y también a la militancia que tienen otras organizaciones sindicales como las de médicos, odontólogos, abogados, ingenieros en distintas ramas; y que a lo largo de decenas de años han sido respetados por los gobierno de turno, como facetas democráticas imprescindibles en las sociedades modernas.
En abril próximo se cumplirá un año de la intervención del poder presidencial absoluto, como nunca sucedió en sesenta años anteriores, en la seguridad social que ampara al pueblo ecuatoriano afiliado al IESS.
mortiz@elcomercio.org En ‘El Quijote de la Mancha’, Miguel de Cervantes afirma que “la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”. Esas frases, emitidas hace más de 400 años, tienen plena vigencia en estas épocas, porque varios países de cualquier continente limitan el pensamiento escrito con leyes restrictivas y sancionadoras a su plena libertad.
No se trata de que recientemente el pueblo indígena ocupa el primer plano de presencia en el escenario político, sino de que sus dos organizaciones, al situarse en el lado crítico al gobierno absoluto correísta, como autoriza nuestra Constitución política, demuestran su poderío: la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-Conaie, y la Ecuarunari en acepción quichua.El liderazgo lo ejercen Jorge Herrera y Carlos Pérez, respectivamente. Al demostrar amplio respaldo popular, han sido despreciadas y hasta vejadas policialmente, el 13 de agosto en Quito, después de recorrer varias provincias.
Una vez más se ha evidenciado que el ejercicio del poder absoluto presidencial vive fusionado con el Legislativo, que en otros regímenes democráticos constituye su imprescindible columna independiente, esto es, desarrollando la actividad en su propio espacio de poder autónomo. Ahora, se ha mostrado apoteósico, para que concluyan en tranquilidad los próximos dos años de largo período presidencial, y cuyo anhelo sería pasar a ser vitalicio en el 2017, después de 10 años y medio; tiempo inédito nunca vivido en casi 200 años republicanos.
El siglo XX comenzó con estabilidad política, después de la crisis concluida con la muerte de Alfaro en enero de 1911. Se abrió un período constitucional desde septiembre de 1912 a 1916 con Leonidas Plaza Gutiérrez; luego Alfredo Baquerizo Moreno 1916-1920, y concluyó con José Luis Tamayo, hasta el golpe militar de 1925. A los 23 años de este período normal de sucesión democrática, se abrió otro espacio para fortalecerlo, y fue abierto por Galo Plaza Lasso en 1948 hasta 1952, continúa con José María Velasco Ibarra 1952-1956, luego alterna con su ministro de Gobierno Camilo Ponce Enríquez, 1956-1960, para retornar al populismo velasquista en 1960 hasta noviembre-61 que asume su vicepresidente Carlos Julio Arosemena Monroy hasta el golpe militar de 1963.
El mundo fue conmocionado ante la firme propuesta de proclamar un Estado Islámico en bases territoriales tomadas por sus fuerzas militares en el norte de Siria y de su vecino país Iraq; esto es, en zonas de viejas culturas que formaron las civilizaciones a orillas de los ríos Tigris y Éufrates. Más aún, al considerar que su base jurídica sería el fanatismo religioso inspirado por el Corán, el libro sagrado escrito por Mahoma. A tres años de su muerte -638 de la era cristiana- los ejércitos de la Media Luna invadieron las cristianas Siria y Palestina. Se apoderaron de Jerusalén y el Santo Sepulcro. Luego conquistaron Persia, Armenia y Mesopotamia (ahora Iraq), y avanzaron a Egipto y al Magreb-Túnez, Argelia y Marruecos.
Después de la apurada abdicación o renuncia al trono del rey Juan Carlos, presionada por una evidente baja electoral de los dos partidos sustento del sistema, el Socialista Obrero Español y el Popular actualmente en el poder, se posesionó con urgencia su hijo Felipe II.
Los seres humanos, las familias, los vecindarios o barrios, y luego su dimensión máxima: los pueblos, tienen ciclos que se cumplen inexorablemente.