Los resultados de los últimos comicios dictaminaron la pérdida del oficialismo del control municipal en las principales ciudades del país. Pero en Cuenca hubo una particularidad: el triunfo de Marcelo Cabrera no incomodó del todo al presidente Rafael Correa.
Cabrera, del movimiento Igualdad, ganó las elecciones pasadas en alianza con el prefecto, Paúl Carrasco, de Participa, uno de los opositores del Mandatario desde el 2011, por no estar de acuerdo con la consulta popular. Desde entonces, Prefecto y Alcalde han estado en confrontación.
Pero ese no es el caso del futuro alcalde de Cuenca. Él y Correa han mantenido una relación de cordialidad y amistad, que en varias ocasiones la han hecho pública. Parte de la primera Alcaldía de Cabrera (2005-2009) coincidió con el inicio del mandato de Correa.
Por eso, cuando perdió su primera reelección frente al oficialista, Paúl Granda, por dos ocasiones recibió la propuesta del Gobierno para que sea diplomático en Inglaterra, país donde realizó una maestría. También se le ofrecieron otros espacios, incluso la adhesión al movimiento Alianza País. Pero según Cabrera, no aceptó la Embajada por su familia y porque siempre se movió como profesional en Cuenca, la ciudad donde nació hace 53 años. “Preferí quedarme” y retomar la docencia en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca”. Esas declaraciones las realizó a los pocos días de ganar la Alcaldía, en febrero pasado.
Cabrera nunca ha cuestionado al Mandatario. Más bien, como una estrategia para aprobar la administración del Ejecutivo y contrariar al gobierno local de Paúl Granda, utilizó la frase repetitiva: “En el país tenemos Presidente, pero que en Cuenca no tenemos Alcalde”.
La misma noche de los comicios, cuando se conocieron los resultados oficiales, Correa dijo que no se sentía derrotado en Cuenca porque Cabrera es su amigo, “y ya trabajamos juntos al inicio de nuestro Gobierno. Hasta pensamos invitarlo a Alianza País (AP)”.
Cabrera fue invitado y participó en el almuerzo que organizó el Presidente de la República, en el Palacio de Carondelet, el pasado 6 de marzo.
La última señal pública de simpatía al Gobierno se dio el pasado 2 de abril, cuando Cabrera firmó el manifiesto público de respaldo al Régimen, propuesto por la secretaria Nacional de la Gestión Política, Viviana Bonilla. En total lo hicieron 172 nuevos alcaldes y 13 prefectos del país electos.
Eso no incomoda a los dirigentes de la otra parte de la alianza que integran Participa y Ruptura de los 25.
La viceprefecta electa de Azuay, María Cecilia Alvarado, del último movimiento, dice que la invitación del presidente Correa fue a varios burgomaestres que, en su criterio, eran personas cercanas o amigos.
Alvarado dice que Cabrera aprovecha esa relación y posibilidad de un diálogo y no lo ven como un conflicto “sino una oportunidad para que esa relación se convierta en una especie de bisagra, para lograr un diálogo con el Prefecto”.
Por estos hechos, a mediados de marzo y en rueda de prensa, Carrasco y Cabrera negaron que exista un distanciamiento político. El nuevo Alcalde sostuvo que para los agoreros del desastre esta alianza va de largo en la ciudad y la provincia. “Tenderé los puentes del diálogo entre las autoridades locales y el Gobierno”.
Ambos se mostraron abiertos a un diálogo de concertación nacional con el Ejecutivo. Para Alvarado, en esto no hay ningún inconveniente mientras se respete a las diferentes autoridades y a las competencias de cada institución, para lograr los mejores objetivos para ciudad y provincia.
Ella precisó que como Ruptura de los 25 siempre criticaron al alcalde Granda, porque se convirtió en un empleado del Gobierno Central. “La defensa de los intereses de la ciudad estaba en segundo plano y era una suerte de subordinación”.
El analista político Diego Delgado sostiene que se debe esperar para ver qué ocurre en la práctica. “Hay una invitación del Presidente a trabajar juntos y una adhesión de respaldo de varios alcaldes, entre ellos Cabrera”. Él cree que hay que esperar unos meses para ver cómo avanza esa relación.
En este panorama político Cabrera tiene un punto que no le favorece que es un Concejo Cantonal sin mayoría. De los 15 ediles nueve son de Alianza País, lo que podría frenar el desarrollo de proyectos importantes para la ciudad. Los otros seis son de su lista 62-82.
Aunque hasta el momento el concejal electo oficialista Leonardo Berrezueta y sus compañeros han dicho que trabajarán por proyectos que beneficien al cantón. Para Esteban Bernal, dirigente del movimiento de Cabrera y presidente de la comisión de transición, el próximo Alcalde es una persona de diálogos y conciliadora. “Desde el día del triunfo se despojó de su camiseta partidista para gobernar por el bienestar de los 505 000 habitantes”.
De esta forma se entiende también que el mes anterior se reuniese con el alcalde electo de Quito, Mauricio Rodas. El objetivo de la cita fue analizar e intercambiar experiencias en temas y problemas comunes para las dos ciudades.
En contexto
El alcalde electo, Marcelo Cabrera, siempre tuvo un acercamiento con el Gobierno, y ahora busca ser el nexo entre Rafael Correa y Paúl Carrasco, quien fue opositor. Su otro objetivo es mantener un equilibrio en el Concejo Cantonal, donde tiene minoría.
Sus cargos
- 1996 Marcelo Cabrea ganó la Prefectura de Azuay afiliado a la Democracia Popular, de la que se separó tras la crisis ocurrida en el gobierno de Jamil Mahuad.
- 1999 Se afilió a la Izquierda Democrática y un año después ganó la reelección en la Prefectura de Azuay. Su principal apoyo político está en la zona rural.
- 2005 Se candidatizó a la Alcaldía de Cuenca y ganó a Fernando Cordero. Luego se desafilió de la Izquierda Democrática y creó su Movimiento Igualdad.
- 2009 Buscó su reelección a la Alcaldía, pero fue derrotado por Paúl Granda del Movimiento País. Se retiró a la cátedra y reapareció en la política en el 2012.