Segundo Velasteguí y Jaime Robalino son amigos, casi contemporáneos, y además tienen algo en común: los dos son artesanos en oficios que están por extinguirse. Entre los dos suman más de 100 años de experiencia. El primero repara carros clásicos y modernos y el segundo, las antiguas máquinas de escribir y las registradoras.
El sueño de los artesanos y de todo bricolador es tener una herramienta liviana, precisa, fácil de trasladar y supermaniobrable. Si a eso se suma que esa herramienta puede realizar múltiples trabajos, el sueño está completo.
Los artesanos que trabajan con estos materiales lo saben muy bien: el mármol y el granito son piedras muy difíciles de cortar.