LAS MANIFESTACIONES EN QUITO

Llega a la capital la larga Marcha por el agua y por la vida que encabezan distintas organizaciones populares, campesinas e indígenas identificadas con la Conaie, Pachakutik y el Frente Popular. Se los considera como la representación social de la izquierda política del país. Ellos emprendieron el largo periplo desde Zamora. Fueron objeto de varios actos y recibimientos en Loja, Cuenca, Colta (lugar emblemático) Riobamba, Ambato, Latacunga y Guamaní, donde acamparon antes de arribar hoy al centro de Quito.

Frente a la expresión del derecho a manifestarse y el derecho a la protesta y la disidencia, propios de la democracia y que la Constitución consagra, el Gobierno ha lanzado una fuerte campaña propagandística intentando desacreditar a los manifestantes. Se los acusa de golpistas y desestabilizadores y se los llamó desde el discurso oficial como contrarrevolucionarios, como si en esos grupos no estuviese la expresión de los movimientos sociales y de izquierda.

Los aparatos políticos del Gobierno han llamado a sus partidarios. Se han tomado sitios simbólicos como la Plaza Grande, que representa al poder, y El Arbolito, lugar estratégico para las manifestaciones indígenas.

Nadie discute que tanto como los marchistas, los simpatizantes del Régimen tienen derecho a expresarse, pero parece peligroso convocar a ambos grupos en el mismo sitio y a la misma hora. Hay que hacer un pedido patriótico a los manifestantes a expresarse con firmeza pero en un marco de respeto a la propiedad pública y privada, a la integridad y a la vida de las personas.

Cabe hacer un llamado a las fuerzas del orden para que se eviten enfrentamientos y se preserve la paz pública, y el derecho a expresarse en libertad.

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