Muchos manatíes mueren durante la época de invierno por la inanición generada por el frío, que los mata de hambre.
Los manatíes de Florida, donde esa especie de mamíferos marinos dejó de estar protegida en el 2017, sufrieron en el 2020 la segunda mayor cifra de mortalidad en cinco años. La culpa, en gran parte, fue de los humanos, a pesar de las restricciones de movimiento por el covid-19.
Brasil concluyó esta semana con éxito una expedición para reintroducir a la naturaleza 12 ejemplares de manatí de la Amazonía, una especie de sirenio amenazada de extinción que es considerada como uno de los mayores mamíferos acuáticos de agua dulce del mundo.
Unos cincuenta delfines nariz de botella y un número similar de manatíes han muerto en los últimos meses a causa la marea roja, como se conoce la contaminación por una microalga tóxica, que además ha dejado cientos de miles de peces muertos y espantado a turistas de la costa oeste de Florida.