Todos somos maestros

¿Por salud mental he decidido no ver noticias en la TV, no escuchar la radio ni leer la prensa, compartió Sebastián con tímida complicidad a sus compañeros maestros. ¿Por qué decidiste meter la cabeza en un hoyo como el avestruz? -le increpó Juanita, profesora de naturales- ¿Crees que eso es bueno para ti y para tu país? ¿Qué enseñarás a tus alumnos e hijos? ¿Aislándote solucionarás algo? No, no creo que solucione nada -dijo Sebastián- pero me siento menos tenso e irritable… las cadenas nacionales me matan, me descuadran… las acusaciones, los calificativos, me enferman el alma… siento que me vuelvo más violento y descontrolado. Prefiero no saber nada y vivir en paz con la gente… Disculpa Sebastián -interviene Raúl, profe de sociales- a pesar que comparto tu rechazo al clima de constante confrontación… pero la salida que tomas es de extremo egoísmo, individualismo. Imagínate si todo mundo adopta tu actitud… menos gente se interesaría por los problemas colectivos y se aísla… la sociedad se despolitiza, la democracia no funciona… ¿Cuál democracia…? -replica Sebastián- ¿A esto llamarás democracia? No hay deliberación… no hay espacio para la disidencia… dices algo y te caen a patadas… De acuerdo Sebastián, pero con tu actitud no haces sino cerrar más ese espacio, ante todo si lo haces en condición de profesor… tus alumnos ¿qué van a aprender? ¿Indiferencia, quemeimportismo? dice Juanita. Talvez -responde Sebastián- Pero no soy el único responsable. Mis estudiantes como los tuyos no solo aprenden de nosotros. Aprenden de sus padres y madres, de los medios, de los periodistas, de los políticos, de todos aquellos que comunican. Todos somos maestros. Nuestras enseñanzas, buenas o malas, están llegando a alguien. Y ese alguien se forma o deforma. Por el momento estos niños y jóvenes reciben cosas buenas, pero sobre todo les llenamos la cabeza de antivalores, basura cultural y maltrato. ¿Se darán cuenta aquellos violentos, padres o madres, profesores, periodistas o líderes políticos del daño que les hacen ? No -dice Raúl- si lo supieran cambiarían de actitud. Depositan a sus hijos en las escuelas y se olvidan de su responsabilidad en su formación. No saben, o si lo saben lo disimulan, que el aprendizaje se realiza socialmente. Aprendemos con los demás. Aprendemos de los demás. En todas partes. En todo el tiempo. Desde niños hasta viejos. Todo en la sociedad tiene una intención y consecuencia pedagógica positiva o nefasta en los otros.

Sí -resalta Juanita- con nuestra palabra o con nuestro ejemplo educamos o domamos. Ayudamos a que la gente crezca o se estanque, se humanice o explote sus bajos instintos. Por esto Sebastián, piensa en tu actitud. Que no ayude a crear indiferentes ni sumisos ni violentos. Que cree seres muy humanos: responsables, solidarios y respetuosos.

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