Madera y algodón,símbolos en los funerales tsáchilas

Los tsáchilas conservan recipientes sostenidos con cabuya para acopiar alimentos. Foto: Bolivar Velasco/EL COMERCIO

Los tsáchilas conservan recipientes sostenidos con cabuya para acopiar alimentos. Foto: Bolivar Velasco/EL COMERCIO

En las tumbas se coloca la cruz de chonta para venerar al fallecido. Foto: Juan Carlos Pérez/EL COMERCIO

La muerte de un nativo inspira a los dolientes a poner en práctica una serie de técnicas de la construcción ancestral de la etnia Tsáchila. Estas se reflejan en el velatorio y en el funeral donde los materiales de su selva tienen un protagonismo simbólico.

La caña guadúa, la chonta, el pambil y el algodón son indispensables en los rituales en los que se le da el último adiós a sus seres queridos. La caña guadúa en forma de latilla, por ejemplo, sirve para mantener el cuerpo del difunto hasta que llegue el cofre.

Antiguamente esa era la forma de velar a los tsáchilas y no era necesaria una caja mortuoria para sepultarlo. La tradición mandaba a que el cuerpo debía quedar a la intemperie, hasta su descomposición.

El experto en chamanismo tsáchila, Héctor Aguavil, cuenta que eso sucedía en los tiempos en que los ancestros se movían como nómadas de un lado a otro.
Pero con la influencia de la colonización adaptaron sus antiguas costumbres con las de la civilización.

De ahí que empezaron a sepultar a sus muertos en tumbas establecidas en dos comunas.
Aguavil agrega que otra costumbre que se mantiene es la de colocar una cruz de chonta y pambil sobre la tumba. Sirve para mantener la presencia terrenal del fallecido.

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