Ser grandes músicos. Eso es lo que Segundo Quintero le prometió hace más de 40 años a Ismael, su hermano menor. Ambos crecieron en un hogar rodeado de música. El padre de los Quintero tocaba el requinto y el tío la guitarra. “Yo aprendí viendo y practicaba a escondidas, porque los adultos de la época tenían una mala imagen de los músicos”, cuenta Don Segundillo, como lo conocen.