Me regalé un tiempo para ver esta película, con la intención de tener descanso en medio del estrés cotidiano repleto de metas, problemas y plazos. De descanso nada: el personaje de Anahi Hoeneisen me resultó tan familiar que hasta me identifiqué con él: presiones, inconvenientes y contratiempos; parecía que yo seguía trabajando mientras veía el bien logrado filme.