Introducción: Karol Donoso habla con un aplomo envidiable. Tiene la actitud de quien sabe que todo está, y va a seguir estando, bien. Es como si el mundo se redujera a los pocos metros cuadrados de la oficina en la que da asesoría parasicológica a decenas de personas a la semana, y todo estuviera bajo control. Karol, eso sí, jamás se lee las cartas para tomar decisiones; de hecho, rara vez se lee ella misma la suerte. Las cosas no funcionan así, me asegura. No hay destino, dice, solo energía que ponemos en movimiento para hacer que las cosas sucedan, o no. Conversamos un rato largo, porque, como ella misma admite, cuando empieza a hablar, es difícil pararla.