Erguida junto a sus hermanas: prudencia, fortaleza y templanza, está la justicia, siempre inclinada a dar a cada uno lo que le corresponde. Se la representa como una mujer, con ojos vendados, una balanza en la siniestra y una espada empuñada en la diestra, que significan, respectivamente, su valor, su imparcialidad, su equidad y su fortaleza. La justicia es una virtud no innata, sino adquirida con el esfuerzo y la constancia.
Aquellos que tienen hambre y sed de justicia presto serán saciados. Aborrecemos al enemigo de toda justicia y al que trastorna los rectos senderos del Señor.
La justicia exige sabiduría de lo alto para juzgar correctamente.