Aquí van algunas hipótesis mías. Sé que son osadas, pero las considero altamente probables. Yo creo que Correa desistió de su nueva reelección y su perpetuación en el poder porque se le acabó el dinero. Él no podría gobernar más como adolescente con tarjeta de crédito. Entonces, el tan valiente, el tan excelso economista, ¿se enfrentó a la escasez y se adaptó a la nueva realidad? No, se largó.
Dos aparentes y grandes sorpresas en Venezuela y Ecuador. Digo aparentes porque si lo pensamos bien no son hechos sorpresivos, y también porque ya nos tienen acostumbrados a estas locuras.
Sé que hay que preocuparse, lo sé. La Organización Mundial de la Salud, los ministerios de Salud del planeta entero tienen una posición unánime, hay una crisis sanitaria.
El juicio del caso Sobornos es un thriller que nos tiene al borde del asiento. Está en juego nada menos que la candidatura y el retorno de Correa. Recordemos que – por ejemplo – si es candidato a la Asamblea por la circunscripción de Europa, Asia y Oceanía, con el voto duro que con que ya cuenta de seguro, ganaría. Y, podría venir al país con una sonrisa de oreja a oreja, sin que los juicios pendientes (Balda, Sobornos, y los que haya) le puedan preocupar. Su inmunidad parlamentaria le protegería. Ecuatorianos abróchense los cinturones.
Lo digo de frontón: si una mujer sin la formación adecuada o experiencia a llega a un puesto elevado y su gestión es deficiente, esto no apoya a la causa feminista. La perjudica. Y, su defensa a ciegas, a pesar de sus errores, no construye al feminismo; lo desbarata. Ojo, no me refiero a cuando se desacredita a mujeres por de serlo.
Este mundo es divertido. ¿Saben cuál fue en 2019 una de las mejores ventas de libros por Amazon? Nada menos que el Reporte del Consejero Especial encargado de investigar la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses del 2016, también llamado Reporte Muller. Corrijo mi oración de inicio; este mundo parecería ser un mundo de nerds.
Hoy son fiestas de Quito. Dado que no tenemos una abundancia de cosas que celebrar en esta ciudad -tan venida a menos-, se me ocurrió una forma de homenajearla. Criticando lo que va mal en otros países. Les soy franco, es la única forma que hallo de enaltecer y aupar lo que tenemos sin caer en un discurso mentiroso.
Tenía un sombrero boliviano indígena (bombín) espléndido. Lo portaba como si fuera una extensión natural de su cabeza. La ex presidenta del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, María Eugenia Choque, usaba un atuendo indígena con el rigor de quien quiere mostrar sus orígenes. “Para nada, es totalmente mestiza. Toda su vida se vistió con ternos. El bombín y atuendo indígena se lo clavó cuando quiso congratularse con el MAS de Evo Morales.” Ante mi incredulidad, me mostraron fotos.
Cuando era pequeño vi a un compañero de clase convulsionar. Me quedé pasmado ante la violencia del ataque. No sabía qué hacer, ni siquiera sabía qué pensar. El cuerpo parecía estar tirado simultáneamente por varias fuerzas contrarias, parecía que se partía. El episodio me quedó grabado en la mente como un hecho misterioso, luego cuando fui aprendiendo descubrí que no era mágico y que con una buena lectura de las condiciones de mi compañero incluso era previsible.
El populismo es el cianuro de la democracia. Desmantela las instituciones y el imperio de la ley, todo al servicio de ambiciones de poder. Repitamos todos como si fueran letanías, “si lo sabremos nosotros, si lo sabremos nosotros…” ¿En nuestras últimas décadas habrá algún mal nacional que no pueda reconducirse a nuestro gusto por el populismo (y su derivado, la blandura con la corrupción)? Algo estamos intentando despegarnos del punto bajo histórico que se llegó con Correa, pero no parece que nos descontaminamos del todo. Por ejemplo, Luis Verdesoto y Enrique Pita hicieron sendas denuncias de posibles fraudes/irregularidades en las últimas elecciones en ciertas provincias. También se presentaron irregularidades en los totales de electores en las actas a nivel nacional. Pero como si nada hubiera pasado. ¿No son escándalos prioritarios? ¿Nada que merezca atención de las instituciones? Podríamos pensar que la más vieja democracia estaría a salvo. Para nada. El populismo la está devastando
¡Deléitense con el enigma de la impunidad! Para quienes les gusta resolver acertijos, este debe ser el mayor reto. Por un lado, es tan salvaje el número de supuestos de corrupción del correato, que uno se pregunta de dónde sacará la Fiscalía las capacidades para las pesquisas y los enjuiciamientos a las que está obligada. Pero precisamente por el monto de casos y el tiempo transcurrido, lo lógico sería que se hubiese logrado progresos significativos; en realidad los avances son exasperantes. Hace tres meses – junto con la Comisión Anticorrupción – presenté 39 casos de presunta corrupción cuya configuración era tan básica y risible, que yo creería que serían las investigaciones más simples del universo. No me pregunten por los avances si no quieren deprimirse.
Empecemos por lo divertido. Vayan a Youtube, busquen videos de Jean-Claude Juncker y la Cumbre de Riga. Verán a quien ostenta el cargo que más se parecería a un “Presidente de Europa” dando un soberano chirlazo al Ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo (y a varios más), besando la frente del Primer Ministro belga, jalando las corbatas de múltiples altos cargos europeos. En este encuentro, frente a todas las cámaras, llamó “dictador” al Primer Ministro húngaro, Víctor Orban (presagio de las conclusiones de este artículo).
Una persona que se declare actualmente como un liberal, ¿es de derecha o de izquierda?
La naturaleza del Consejo de participación Ciudadana y Control Social, Cpccs no es perversa, es algo que va más allá. Para mí la institución es un caldo de muchos conceptos: antidemocrática, facilitadora de la instalación de mafias en el poder, pantalla de fiscalización precisamente para que esta no exista, y sobretodo boba. Es el perfecto reflejo de un folclore político verde (nótese el juego con los distintos significados del color, desde lo inmaduro hasta el verde flex) y subdesarrollado.
Alexander Von Humboldt dijo que “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste.” Bastante justo. Sin embargo, doscientos años después -mientras constato que este país ha estado lejos de cumplir con sus promesas de bienestar y cumplido su potencial- yo añadiría una pirueta adicional: son todos inocentes en medio de tanto robo. Pero, este artículo no va dedicado a esos “inocentes” sino a otros; unos que se tragan la excusa más insólita. “Mientras no se descubra la plata no se puede acusar de corrupción”. Esa es la fórmula infantil e insultante que supuestamente limpia todas las caras. “Hasta ahora no han podido comprobar la ruta del dinero”, eso dijo la recientemente electa Paola Pavón, en una entrevista hace menos de un mes.
Ya nada (amo esta expresión tan de moda). La gente no retiene los mensajes correctos, se queda con ideas fáciles y erradas, modificando los significados verdaderos. Luego se acostumbra a los desaciertos, los usa con frecuencia consagrándolos y terminamos con palabras con etimología torpe. Ya nada.
Yo sí estuve entusiasta cuando le concedimos asilo, y no me arrepiento. Es divertido, recuerdo con exactitud el café en París donde escribí un artículo -muy controversial- titulado “¡Yo le apoyo Presidente!”. El Le Tournesol está en una calle muy conocida, la Rue de la Gaité (Calle de la Felicidad), célebre por estar atiborrada de viejos teatros minúsculos. Por esa calle transitan escritores con chaquetas de franela parchadas en los codos, académicos con los pelos totalmente despeinados -soñadores de una mejor Europa-, actrices en sus primeros roles -regias, emperifolladas, expectantes de las aventuras que les esperan. En la terraza de ese lugar yo me sentaba a comer carne cruda con huevo, alcaparras y vino, escribía mis artículos para un diario en un país remoto llamado Ecuador, y me extasiaba siendo parte de ese mundo bohemio e internacional. Yo era puro idealismo y romanticismo.
¿Ustedes no sienten que la actualidad les ha sacado la mugre? Yo me siento como si un bus me hubiese pasado por encima, uno de esos de Quito, que no respetan paradas, que no tienen ninguna consideración sobre la cantidad de gente que pueden llevar, los límites de velocidad, las normas de tránsito; uno de esos me pasó por encima y me saco la turbo bati mega mugre.
Es poco reflexivo, poco perspicaz, pero se puede entender con claridad los motivos; las seccionales suelen despertar menos interés del ciudadano que las elecciones presidenciales y para la Asamblea. Los cargos tienen menos glamour, las alcaldías no tienen dos jets que viajen a paraísos fiscales, los medios se vuelven menos locos al entrevistar a un concejal.
El problema más gordo del Ecuador no es la corrupción; ya no lo es. Lo fue. El monstruo evolucionó, creció tanto, avanzó hasta tal grado, que ya no es lo mismo. Estamos frente a otra especie.