El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti vivió los últimos años de su vida en la cama porque, decía públicamente, allí era donde pasaba "todo lo importante", pero en realidad, según su viuda, la violinista Dorotea Muhr, era por simple "pereza".
Al final, conseguí entrar a la fortaleza de Mario, ubicada en el distrito bohemio de Barranco. Cuando se abrió el ascensor, estaba ahí, parado al lado de una señora pequeña, severa, una de sus asistentas. Juntos parecían actores de una película de misterio; amables, con una sonrisa en el rostro, pero dueños de un plan secreto.