Las notas necrológicas estaban casi listas después de la caída de Trípoli en manos de los rebeldes. En Occidente son casi unánimes: aluden a la excentricidad del dictador, a su ascenso vertiginoso al poder político, a su inicial panarabismo, al apoyo brindado a los movimientos insurreccionales y al terrorismo, a sus veleidades con Occidente. Así, la necrología procura dejar limpia la imagen de los gobiernos occidentales, tan comprometidos con la dictadura de Gadafi como con su muerte. ¿Sarkozy, Cameron y H. Clinton podrán ahora dormir en paz?
Hace poco apareció una antología de la revista La bufanda del sol (1965-66; 1972-77). Para los intelectuales de izquierda de esos años, parecía clara la función del intelectual: intervenir críticamente en los campos del pensamiento, la literatura y el arte a fin de propiciar la transformación social.
En un artículo que a propósito de la actual crisis aborda la cuestión de la mentira en política, Rafael Argullol recuerda que la pregunta más difícil de responder es aquella que Pilatos dirige a Jesús: ¿Qué es la verdad? (El País, 22/9). Es más fácil intuir qué sea la mentira.
En el ‘El Pensamiento Salvaje’, publicado hace cincuenta años, Claude Lévi-Strauss reivindicó el mito frente a la tradición ilustrada y positivista, que había visto en aquel solo error, fábula e irracionalidad. El antropólogo francés puso en evidencia el sistema de causalidad implícito y el determinismo de las narraciones míticas.
Después de tres meses de movilizaciones juveniles, frente a las cuales el gobierno de Piñera ha demostrado su total incapacidad de respuesta, la movilización general de los días 24 y 25, convocada por las centrales de trabajadores y los estudiantes, ha sacudido a Chile. Lo que está en juego, dicen los convocantes, es la necesidad de acabar de una vez por todas con la herencia pinochetista.
A veces uno se siente tentado a dar la razón al poeta del Eclesiastés: “Lo que fue, eso será; / lo que se hizo, eso se hará. / Nada nuevo hay bajo el sol”.