Las fórmulas nunca le resultaron complejas a Lorena Jaramillo. Las dominaba, al igual que las matemáticas. Por eso, cuando tuvo que decidir entre estudiar Economía o Ingeniería Química, no supo cuál de las dos carreras elegir. Finalmente, escogió la segunda porque era un campo más amplio. Y allí conoció a la jícama.