Las costumbres del día a día de los nativos tsáchilas se expresan en diversos entornos. El más común es a través de la música porque acuden a sus instrumentos ancestrales para contar, por ejemplo, cómo las mujeres son un pilar fundamental en las labores dentro de las comunas.
Con dedicación y paciencia van tallando uno a uno los instrumentos de viento para asegurarse de que produzcan los sonidos apropiados. Los rondadores, flautas y silbatos son solo una parte del baúl que guarda Adolfo Idrovo.
El trabajo de creación y experimentación es incesante para Schuberth Ganchozo, comprometido con el sonido de la nueva música montuvia, y también con las raíces de los instrumentos ancestrales.