Es realmente insólito que un Gobierno nacido de la democracia representativa, que surgió de un Estado de Derecho, producto de elecciones libres como pronunciamiento popular, respalde a un sátrapa tirano que como la mayoría de esos desafortunados estados se encuentran en la edad media del oscurantismo integrista.
Por lo tanto se hace urgente que nuestro Parlamento desautorice las desventuradas declaraciones de la Cancillería a favor de esos hampones del desierto que pretenden seguir asesinando a los pueblos que cansados de la ignominia se han levantado en el uso legítimo del derecho a la resistencia contra dictadores que atropellan sistemáticamente a los ciudadanos con sus gobiernos unipartidistas como el nazismo y el estalinismo, hoy felizmente extintos, pero que aún tienen seguidores que son una vergüenza para las naciones civilizadas.
Considerando el contexto de las declaraciones de la Cancillería, cuando las fuerzas aliadas destruyeron el nazismo, entonces se debió protestar por haber violado la supuesta soberanía de Hitler y sus secuaces.