¿Injerencia?

Las secuelas de la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, tomaron un nuevo giro con la denuncia de la flamante Ministra de Defensa de ese país, con videos como respaldo, de que, mientras se tramitaba el juicio político, el Canciller de Venezuela, en presencia del Canciller y del Embajador de Ecuador y otros representantes diplomáticos ante la Unasur, habría instigado a los integrantes del Alto Mando de las Fuerzas Armadas paraguayas para que no acaten la decisión del Congreso y se subleven a favor del Mandatario saliente.

Esta acusación fue desmentida por nuestros representantes aparentemente implicados, pero ha quedado flotando como acto de injerencia y, sin duda, tendrá nuevas repercusiones internacionales.

Como primera reacción, el Gobierno guaraní expulsó al Embajador de Venezuela. En cambio, el ministro Patiño dio a conocer que busca el respaldo de la Unasur, para declarar personas no gratas al nuevo Mandatario de Paraguay y a los legisladores que lo elevaron a ese cargo, quienes sostienen que actuaron con estricto apego a la Constitución y por amplia mayoría, casi por unanimidad, pues, tan solo un diputado y cuatro senadores se opusieron.

Quienes están en desacuerdo con esa decisión, califican de golpe de Estado y de ilegítimo el proceso, con el deleznable argumento de que se ha cumplido muy rápido. Entre los gobiernos que condenan la destitución consta el de Cuba, donde los hermanos Castro ostentan el poder durante más de 50 años ininterrumpidos. Sin embargo, retiró a su Embajador y expresó que “no reconocerá autoridad alguna que no emane del sufragio legítimo…”.

El ex Presidente guaraní ha tenido una posición inconsistente durante y luego de su defenestración. Tan pronto como se instauró el proceso, declaró que se sometía a la decisión del Congreso y que salía por la puerta grande, pero ante las expresiones de respaldo, planteó la anulación del juicio político, aunque reconoció que sólo un milagro permitiría que reasumiera la Presidencia. Finalmente se anunció que encabezaría la lista de candidatos a senadores por una coalición política.

El ex Obispo paraguayo vivió cinco años en la provincia de Bolívar, Ecuador, desde 1977, en cumplimiento de su misión sacerdotal. Cuando años después asumió la Presidencia de su país se lo llamó Padre de la Patria, por su preocupación por los deposeídos, pero, más que nada, con ironía, por los juicios que afronta por los hijos que se lo acusa que habría procreado mientras era Obispo, lo que puso en mal predicamento su respetabilidad y ocasionó la caída vertiginosa de su imagen y popularidad, que influyó para su defenestración, que tuvo como fulminante la matanza de 11 campesinos y seis policías, en un confuso desalojo, en los primeros días de junio.

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