Los candidatos a la presidencia tendrán que pronunciarse sobre la urgente necesidad de poner en marcha la existencia real del Estado Plurinacional.
¿Vale la pena ceder tan maravilloso lugar a la avidez de las empresas?
Se necesita un Estado plural, abierto, y pluricéntrico; un Estado que diferencie ciudadanía de nacionalidad.
Las elecciones del 5 de febrero del 2023 no responden ni a la realidad del país ni al carácter del Estado Plurinacional declarado en la Constitución ecuatoriana.
Un territorio propio y reconocido es garantía de un entorno sostenible en el campo y de riqueza cultural en las ciudades. No se trata de negar derechos a los migrantes.
Que estos (los tagaeri y taromenani) se mantengan en aislamiento voluntario y formen parte de la gran tribu waorani no significa que no sean ecuatorianos.
Los hallazgos que la Arqueología ha hecho en los territorios de los actuales shuar- aents en los últimos diez años, tanto en Perú como en Ecuador, son muy sugestivos. En Jaén (Perú), en la cuenca de los ríos Chinchipe-Marañón, se han encontrado edificaciones monumentales de piedra y argamasa. Un posible templo, de forma espiral, incluye terrazas escalonadas, patios hundidos y viviendas. Hacia el norte, en el poblado de Palanda, en la provincia de Zamora-Chinchipe, se ha descubierto una aldea que incluye plataformas elevadas, plazas circulares, muros que configuran caracoles. ¿Los habitantes de la zona serían, acaso, antepasados de los shuar-aents? ¿Se trata de una civilización desaparecida y, de ser así, por qué desapareció?
Las condiciones de vida para los tsáchila han sido adversas. Todo ha contribuido para que su territorio ancestral sea mutilado: la “reducción de pueblos” impuesta por los jesuitas, la viruela, la superposición territorial con otros pueblos (niguas y yumbos), la presencia de colonos, la Reforma Agraria, la construcción de carreteras, la aparición de la ciudad. Originalmente su terruño debió colindar con el de los chachi y ocupar una gran extensión.
Columnista invitada En la actual perspectiva de la transdisciplinariedad, cualquier cultura, aunque ya no goce de su esplendor original, tiene valor de conocimiento y verdad y no es pertinente tildarla de atrasada o inferior. Aún ahora la cultura chachi tiene gran fuerza espiritual, lo que le otorga profundo sentido social. Los chachis (cayapas) que alguna vez ocupaban un enorme territorio, habitan ahora solo en la provincia de Esmeraldas, a las orillas de los ríos navegables.
En 2012 National Geographic publicó un reportaje sobre una corona de oro, que representa al sol. La joya fue encontrada en una tumba de Chordeleg, cerca de Shabalula (Sigsig) en 1852, actualmente provincia del Azuay. Junto a ella hallaron diversas joyas y placas labradas en oro. Pocas de las obras han sobrevivido al pillaje, pero, se salvó la corona. Expertos han determinado que la corona de Shabalula no es inca, como se había pensado, sino cañari. La inestimable joya fue regalada por García Moreno a la Reina Victoria de Inglaterra en 1862 como prueba de admiración al Reino Unido y según algunos afirman, con la esperanza de convertir al Ecuador en protectorado inglés.
Cacha, parroquia andina de la provincia de Chimborazo, siempre ha despertado interés entre los investigadores (Humboldt, Wolf, Jijón y Caamaño, Aquiles Pérez, los esposos Costales Samaniego) y, ahora, entre los jóvenes estudiosos indígenas que buscan respuestas. Como todos los pueblos indígenas de Ecuador que fueron poblando la serranía del centro del país, el puruhá, (término que puede tener relación con bululá, del idioma Cha´palá o Cayapa, y que significa familia grande o tribu) es el resultado de migraciones que llegaron del norte por tierra y por mar superando innumerables obstáculos naturales y, quien sabe, la resistencia de pueblos asentados con anterioridad a ellos. Los puruhaes se aposentaron en la cuenca del río Sicalpa y llegaron a conformar una tribu-nación. Es posible que topónimos como Cahuán, Calpi, Pungalá, Licto, Guano, Punín, Sicalpa correspondan a ciertas comunidades confederadas y subordinadas al señor principal de la dinastía Duchicela, que residía en la actual Cac
Si no lo hubiera afirmado el afamado lingüista Georges Dumezil, la hipótesis sobre el parentesco de la lengua quechua con la turca hubiera pasado como una ocurrencia antojadiza. Pero él lo sustenta a partir de años de investigaciones.
Al espectador que contempla las fotografías de Martín Chambi (1891-1973) le invade un sentimiento de hechizo y reverencia que se desprende de la honda vivencia estética de las imágenes captadas por este artista quechua. Las formas refinadas de los rostros, el esplendor casi místico de la arquitectura incásica, la sombra y la luz cerniéndose en el paisaje andino, el contraste entre lo visible y lo invisible de la realidad en matices blanquinegros revelan una excepcional sensibilidad creativa.
Según la tradición mítico-histórica, Manco Capac, primer soberano Inca y el último de los Ayar en salir de la cueva de los antepasados, abandona Tampo Toco con sus hermanos y hermanas llevando en sus manos la petaca que contenía a un halcón llamado Inti, que les aconsejaba como ser “más sabios y avisados”.