El Pico y placa en Quito demanda un nuevo análisis que busque la disminución de la congestión vehicular y garantice la seguridad de los ciudadanos.
La medida de pico y placa funcionará con normalidad en marzo de 2023, la que permite disminuir la carga vehicular en las horas pico.
La calibración de semáforos en la urbe porteña tiene más tecnología. En la capital, ese mecanismo no es aplicable al 100%.
Desde las 06:00, el Playón de La Marín, ubicado en el centro de Quito, es un hervidero de personas que confluyen de diferentes zonas del Distrito Metropolitano. Caminan apresuradas por los andenes hasta tomar el servicio de transporte municipal y público que las traslada a sus trabajos o para realizar otras actividades.
Reforzar los controles para garantizar el respeto de los aforos en las unidades de transporte público es uno de los exhortos que el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional realizó ayer, 11 de enero del 2021, a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) que tienen las competencias de transporte.
Cuando el tráfico detiene la circulación de los autos, el tiempo pasa lentamente y el ambiente se torna tenso. Hay seños fruncidos en pasajeros, bocinas tocadas con furia e incluso gestos obscenos entre conductores.
La congestión vehicular en la avenida De los Granados, en el norte, se sintió ayer fuera de la hora pico, pasadas las 10:00. Los conductores de vehículos que venían desde el redondel del Ciclista hacia la av. Eloy Alfaro se tomaron más tiempo para cruzar este trayecto.
La congestión vehicular se registra en el día y en la noche. No hay una pausa en las dos vías que conectan a La Vicentina y la González Suárez con Guápulo y el valle de Tumbaco. Ese ir y venir de carros afecta a los habitantes de este sector del centro oriente de Quito que es patrimonial.