La edad de estos adultos mayores no es un límite para hacer deporte

La actividad física y otros buenos hábitos ayudaron a estos deportistas a mantenerse saludables en su ‘cuarta juventud’. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

La actividad física y otros buenos hábitos ayudaron a estos deportistas a mantenerse saludables en su ‘cuarta juventud’. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

La actividad física y otros buenos hábitos ayudaron a estos deportistas a mantenerse saludables en su ‘cuarta juventud’. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

Nadan, rompen récords, ganan medallas mundiales, son guías de montaña y tienen más de 80 años. María Teresa Burbano, Magdalena Zurita, Alfredo Cobo, Ángel Terán y Fabián Zurita son cinco ejemplos de que la vida en la ‘cuarta juventud’ puede estar llena de alegría, optimismo y actividad física. ¿Se trata de casos extraordinarios?

Óscar Concha, médico deportólogo, asegura que estos hombres y mujeres activos, que se ejercitan sobre la bicicleta, en los parques y en las piscinas “constituyen un ejemplo no tanto por las cosas extraordinarias que realizan, sino porque demuestran que si realizamos actividad física regular durante toda la vida vamos a poder ser activos y saludables al llegar a ser adultos mayores”.

Concha es médico del ciclista Alfredo Cobo y del andinista Fabián Zurita. Él los ha valorado desde la parte científica y asegura que los dos han llegado a los 80 años en buena forma porque han sido activos y han mantenido una buena alimentación, sin excesos. “Hacen lo que quisiéramos ver en toda la población: adultos mayores activos y optimistas”.

En Ecuador existen 940 905 personas que superan los 65 años, según cifras basadas en el Censo de Población y Vivienda del 2010.

El médico confirma que las evidencias científicas son cada vez mayores sobre la importancia de la actividad física para prevenir enfermedades degenerativas.

El entrenador Raúl Ricaurte añade que pasados los 65 años el entrenamiento debe ser moderado y siempre con el respaldo de exámenes y valoraciones médicas especializadas en deporte. Él sostiene que a los 65, 70 o a los 80 años, como en el caso de uno de sus pupilos, el ejercicio debe producir alegría y bienestar.

Cinco ejemplos de una vida saludable con ayuda de la actividad física

Un pedalista con una marca mundial


Alfredo Cobo
es un ejemplo para su familia. Así lo afirma Felipe Sánchez, de 27 años, uno de los nietos que más lo apoya en sus ‘locuras’ deportivas.

“El primer ídolo que tuve en el deporte fue mi abuelo. Entre los primeros recuerdos que tengo está ir a la casa de mis abuelos y entrar a la sala de trofeos, un cuarto con más de 400 medallas, platos y trofeos de toda la familia. Mi abuelo nos inculcó a todos el amor por el deporte y sigue siendo mi ídolo”, afirma.

Alfredo Cobo ha sido una persona activa toda la vida. Practicó ciclismo, tenis y otros deportes. Incluso trabajó en el extranjero y mantuvo negocios hasta jubilarse.

A los 60 años, con un poco más de tiempo, empezó a dedicarse con más ahínco al ciclismo y ahora, incluso, rompe récords. Lo hizo el pasado 15 de diciembre de 2017 en el velódromo de Quito cuando recorrió 31,9 km en una hora. Con eso superó en más de 3 km la marca en su categoría, de 80 a 84 años.

El día de ese récord lo acompañaron amigos y familiares en el recinto deportivo. Para intentar esa proeza tuvo que experimentar el cambio de la bicicleta de ruta a la de pista.

Esa modalidad nunca antes la había practicado, pero se animó a aprender. El octogenario ciclista insiste que nunca es tarde para aprender y perseguir los sueños.

Empezó a los 67 e hizo 7 maratones

Ángel Terán realiza estiramientos en la pista del estadio Olímpico Atahualpa. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.


Ángel Terán
tiene 80 años y casi todos los domingos cumple con las famosas ‘largas’, aquellos recorridos de 15, 20 ó más kilómetros que una buena parte de los ‘runners’ realiza religiosamente una vez por semana.

El recorrido que más le agrada a este entusiasta exprofesor de dibujo técnico tiene 18 km y va desde La Carolina hasta Chimbacalle.

Ya jubilado y con 67 años, este padre de familia retomó su pasión por correr. En la adolescencia, cuando estudiaba en el Colegio Don Bosco, fue atleta. Sin embargo, el deporte pasó a un segundo plano en la universidad y en la edad adulta.

Cuando dejó la docencia decidió que debía mantenerse ocupado y optó por el atletismo. Ha sido una decisión con la cual ha mantenido una buena salud y ha plasmado algunos sueños. Uno de estos fue correr por las calles de Sao Paulo, en Brasil, en la afamada San Silvestre que ganaron en su tiempo Rolando Vera y Martha Tenorio

“Quien se jubila no puede dedicarse a descansar, debe tener total actividad”, asegura convencido. “Debe tener buena disposición, ir al médico, ver menos televisión y dedicarse más al ejercicio”, añade.

‘Angelito’ se ejercita con la guía de Raúl Ricaurte en el club Ruta 42. Ha completado siete maratones en el país, Argentina y Chile.

Una leyenda viviente del montañismo

Aventurero incansable, Fabián Zurita se rebeló contra la tercera edad al vivir a plenitud su ‘cuarta juventud’. Con 83 años, el legendario andinista se moviliza sobre una bicicleta por las calles de Quito, guía cada semana a nuevos aventureros e insiste que la “salud está en el plato y en la suela del zapato”.

“Mantengo una lucha a muerte contra la tercera edad. Eso hace un daño psicológico terrible porque hay personas que se convencen que son ya unos viejos oficiales y eso no puede ser”, asegura enérgico, casi con enojo.

El “deslumbramiento” que sintió por la naturaleza ocurrió en diciembre de 1950 en los Ilinizas cuando con 16 años fue parte de una excursión del Colegio San Gabriel. Entonces, ‘nació a la montaña’. “Fue un impacto bárbaro. Me quedé fascinado, enamorado y ahí nació todo: la afición, la pasión, mi vocación de educador…”.

Por sus campamentos vacacionales han pasado 25 000 adolescentes desde 1974 y ha sido guía de miles de personas.

“Mi ‘Everest’ ha sido ayudar a la gente para que conozca la montaña. Eso me encanta, ha sido mi misión”, dice el hombre que ahora escribe el libro ‘80 años: cuarta juventud’. Espera finalizarlo este año.

Logró el oro en el Mundial del 2013

María Teresa Burbano empezó a correr a los 60 años. Ahora tiene 81. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.


María Teresa Burbano
siempre ha sido una guerrera. Supo sacar adelante una numerosa familia de 11 hijos. Lavó ropa, limpió casas y buscó siempre la manera de surgir.

Ni en las circunstancias más duras, como fue afrontar la muerte de uno de sus hijos hace un año y ocho meses, ha perdido el optimismo. Ese dolor lo soportó de mejor manera gracias al ejercicio. “Todavía tengo tristeza, muchos recuerdos de él, el puesto donde se sentaba mientras yo iba a hacer mi deporte. Por eso ya no vengo mucho a La Carolina”, contó con lágrimas.

Si bien varios de sus hijos se destacaron como atletas en las pistas y en el asfalto, ella empezó a correr recién con 60 años, cuando no la dejaron pasar al interior del estadio Atahualpa, una vez que Silvio Guerra ganó la Últimas Noticias 15K. “Tuve tanto sentimiento que en las gradas lloraba como una niña. Ni en la casa me pasaba. Así que les dije a mis hijos que iba a correr para tener el gusto yo también de ingresar a la pista del estadio”.

Ha competido en cientos de pruebas y en el 2013 logró la medalla de oro en los 5 000 metros del Mundial Máster en Porto Alegre, Brasil. “Pienso seguir, aunque ya no como antes porque los años no pasan en vano. Cuando corro siento felicidad, alegría. Mi ilusión sigue siendo correr”.

Es capaz de hacer 30 largos en piscina

Magdalena Zurita nada de uno a otro lado en una piscina de 25 metros de largo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Magdalena Zurita se zambulle en la piscina y empieza a ir de un lado para otro hasta sumar 30 largos. A los 85 años, esta madre y abuela completa 750 metros, lo mismo que los triatletas en la distancia ‘esprint’.

Nadar es una de tantas actividades que la mantienen ocupada y con buen ánimo. Realiza las labores del hogar, cocina, atiende a su perrita ‘Lili’, sale a la calle y en ocasiones se sube al Trolebús y se pasea por Quito, de norte a sur.

“Mi salud física es gracias al deporte, pero también me mantengo lúcida porque hago crucigramas, leo, juego cartas, veo la tele. Siempre me mantengo haciendo algo y ocupo todo mi tiempo”, explica.

Madre de seis hijas, empezó a nadar con mayor frecuencia hace unos 30 años. Desde entonces acude dos y hasta tres veces por semana a una piscina que está cerca de su casa. Hace varios años llegó a completar hasta 60 largos (1 500 m).

Esta amable mujer, de 85 años, no tiene un estilo depurado, pero disfruta cada momento en el agua. Prefiere nadar de espaldas y de la piscina sale “fresca y renovada”.

“Es una persona con mucha voluntad, tenaz, constante. Ha pasado por problemas en su vida, como todos, que ha sabido superar. En ese sentido el deporte la ha ayudado mucho”, comenta su hija Paulina Casares.

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