Wilson Pico no tiene celular, así que el email fue el camino hacia él. Para esta época de hiperconexión, de alertas que nos permiten saber que los mensajes han llegado y han sido leídos por el destinatario, esperar por la respuesta fue un disparador de la ansiedad periodística. Después de unas horas, sin embargo, el bailarín marcó mi número y nos pusimos de acuerdo para hacer una entrevista vía telefónica, paradójicamente, acerca de la revalorización del contacto físico.