Entre puestos de trastos, ropa, comida, libros y más, a las 08:00, Julio César Peñaherrera, de 84 años, levanta la puerta de su pequeña sastrería, ubicada en la plaza Arenas, en el Centro de Quito. Es una de las pocas personas que busca mantener vivos los antiguos oficios de la capital.
El indígena Francisco Cantuña, herrero de la ciudad, se destacó en el culto a Nuestra Señora de los Dolores. La capilla es un muestrario del arte quiteño.