Suave, como la nieve. Así describió el astronauta Eugene Cernan, líder de la misión Apolo 17 cuando sintió la Luna en 1987, año en el que se registró la última visita de un ser humano al satélite. Él, que pertenece a la corta lista de 12 astronautas que han llegado a la Luna, no solo descubrió su textura, sino uno de los enigmas que cubren a la Luna: su olor y hedor.