La pieza teatral hace un guiño a la fábula infantil ‘El flautista de Hamelin’, capaz de hipnotizar con su flauta a las ratas y a los niños de un pueblo alemán –y de desaparecerlos de la faz de la tierra, según el cuento documentado por los Hermanos Grimm-. En este caso, el abordaje de la historia parte de un problema global: la pedofilia.
Hamelin está infestado de ratas. Pero no de roedores rastreros, sino de pederastas. Eso en la pieza teatral escrita por el español Juan Mayorga y puesta en escena en una producción del grupo Ojo de Agua, bajo la dirección de María Elena Mexía y María Elena López.