Mientras el país entero clama por una señal de confianza que permita que los empresarios inviertan con alguna garantía, que los ahorristas no retiren su dinero de los bancos, que los negocios fronterizos no cierren y que no se pierdan más empleos, se arremete contra el representante del Papa por sugerir un diálogo inclusivo. Y se vuelve a insistir en el envío de las leyes de herencia y plusvalía (mejoradas luego del monólogo, cuando advertían que solo era desinformación), se ataca a tres periódicos de prestigio mundial, se sanciona a dos diarios locales, se amenaza con disolver a la ONG que denuncia los ataques a periodistas, se vota en contra de una reunión conciliadora de la OEA para resolver el conflicto de países hermanos y se arrepienten de haber alumbrado una Constitución supuestamente garantista. Mientras los analistas económicos de otros colores proponen alternativas urgentes, se añora una moneda propia para poder devaluarla y se resisten a poner a dieta a un Estado con obesida
Valoro como el que más la actitud de los buenos ciclistas para mantenerse en forma y contribuir al ahorro de combustible en beneficio del planeta. Sin embargo, con creciente frecuencia escapamos de ser atropellados en las aceras por raudos velocipedistas a quienes solo les importa su propio disfrute. Qué decir de quienes saltan los parterres, invaden vías y giran intempestivamente hacia cualquier lado, sin percatarse de autos o personas por los audífonos que llevan puestos.