En las afueras de los centros electorales de algunos estados en Estados Unidos, los republicanos se agrupaban para exigir que se cuenten los votos “legales”, desechar los “ilegales” o simplemente detener el conteo. Varios -y no pocos- aparecían armados. Uno de los comisionados de uno de los centros electorales recibió varias llamadas amenazantes. “Para esto fue que se estableció la Segunda Enmienda”, le dijo una voz. Y colgó.