En el desarrollo de las actividades en Carondelet juega un papel clave el secretario general, Eduardo Mangas. “Es un papel administrativo y político”, confirma el ministro de Defensa, Miguel Carvajal.
Hace algún tiempo reflexionaba yo en uno de mis ensayos (“La selva y los caminos”) acerca de ese tópico al que recurrimos con frecuencia cada vez que reflexionamos sobre del carácter indisciplinado de nuestra sociedad. Tenemos conciencia de que somos un pueblo indócil que difícilmente se somete a la ley. No cabe duda, hay una tradición de ingobernabilidad que campea en nuestra historia. Y tal parece que, luego de comprobarlo, hasta nos regodeamos con la noticia. Una actitud que, entre nosotros, nada tiene de extraña. La ingobernabilidad es solo un aspecto de ese estado de desconcierto en el que nos debatimos permanentemente.
¿Por qué dejar la Asamblea Nacional para ocupar una subsecretaría? La respuesta sonará trillada, pero yo soy una mujer que entiende la política como una opción de vida desde la militancia de izquierda.
Seguridad, movilidad, gestión administrativa y ambiente son áreas consideradas polémicas por el grado de incidencia que tienen en la población. A esto se suma el grado de complejidad de cada uno.
Gobernabilidad. Esta es una palabra que con mucha frecuencia se usó durante los años de la llamada partidocracia. Sus principales líderes, unas veces en el poder y otras desde la oposición, lamentaban su ausencia, al momento de describir los interminables bloqueos políticos que parecían postrar a un Ecuador, víctima de la crisis económica y la desigualdad social.
La construcción política que tiene que ver con la gobernabilidad, para un mayor grado de cooperación entre el Estado, instituciones y actores sociales, debe crear un lazo social de confianza, acorde con los cambios del escenario.