Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de las 20 economías más industrializadas del planeta (G20) se comprometieron ayer a llegar rápidamente a un acuerdo para reforzar las exigencias en materia de capital y de liquidez de las instituciones financieras mundiales.
Sin embargo, el G20 no se pronunció sobre la posibilidad de introducir un impuesto mundial a los bancos, cuyo producto serviría para financiar futuros planes de rescate en caso de crisis financiera. Este proyecto fue defendido por Estados Unidos, pero rechazado por países como Brasil y Canadá.
En lo que sí se comprometieron todos los países fue en aplicar recortes presupuestarios para calmar a los mercados financieros globales, atemorizados ante la crisis de deuda en Europa.
Los representantes del G20 dijeron que la reciente volatilidad en los mercados financieros sirve como recordatorio de que quedan grandes desafíos pese a una recuperación económica global más rápida de lo esperado, aunque desigual. Ahora esperan que los países con problemas fiscales apresuren el rito de recuperación.