El fútbol femenino

Por fin, las mujeres cuentan con un torneo nacional de fútbol. Esto es como un sueño largamente esperado, y aquí hay más equipos que en la Serie A masculina, ¡y con auspicio oficial!, tan esquivo en el pasado. Sin embargo, se trata solamente del primer paso para algo más grande: la profesionalización.

En efecto, todo este esfuerzo no tendría sentido si la gran meta no fuera construir un campeonato sólido, con las jugadoras dedicadas exclusivamente al deporte, sin esos lamentables episodios del balompié masculino, en que algunos equipos grandes son tan pobres y tan desarticulados que generan ternura y compasión antes que deseos de seguirlos.

El reto es mantener el nivel del torneo, subirlo en las próximas ediciones y consolidarlo. Ojalá que esto sea un semillero de deportistas y no de políticos. Ojalá que se logre seducir al público y los graderíos estén, si no llenos, al menos concurridos con hinchas que amen más al fútbol que a las barras. Ojalá que los goles los pasen en el mismo horario que el de los varones. Ojalá que todos podamos disfrutar de este fútbol que acaba de nacer.

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