La formación de los diplomáticos de carrera está a la deriva. Antes ese norte era marcado por la Academia Diplomática, que escogía a sus cuadros y formaba a los embajadores. Hoy, los funcionarios no cuentan con ese organismo.
En julio del 2009, Paúl (nombre protegido) entró al servicio exterior luego de ganar el concurso de merecimientos para ser Tercer Secretario. Después de rendir pruebas de conocimientos sobre varios temas de relaciones internacionales, historia ecuatoriana, entre otras áreas, logró uno de los 37 cupos.
Su sueño siempre ha sido ser embajador, para lo cual debía prepararse en diplomacia. Al día siguiente de ser aceptado se le informó que recibiría capacitación de cuarto nivel. Él, al igual que sus compañeros, cursaría una maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia, en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).
Antes, la Academia Diplomática formaba a los funcionarios del servicio exterior. Durante dos años, recibían Protocolo, Derecho Migratorio, Práctica Consular, Organismos Internacionales, Sistema Internacional, etc. Luego eran acreditados como funcionarios de carrera.
El 12 de junio del 2008, la entonces canciller y actual embajadora ante la OEA, María Isabel Salvador, firmó un Acuerdo de Cooperación entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el IAEN para el Desarrollo de Programas de Posgrado. El 8 de junio del año siguiente -un mes antes de que Paúl ingresara a la Cancillería- el nuevo canciller Fander Falconí suscribió el Acuerdo Específico de Cooperación para que el Instituto dictara la Maestría en Relaciones Exteriores, como parte del XIII Curso de la Academia Diplomática.
En esa fecha, la Cancillería informó que el nuevo curso que durará dos años, se implementará a través de un convenio suscrito con el IAEN, a partir de este mes. “Su objetivo es innovar y fortalecer la formación de los funcionarios para lograr un giro estratégico hacia una diplomacia ciudadana, en función de los mandatos constitucionales y las políticas recogidas en el Plan Nacional de Desarrollo para la gestión internacional”.
Desde entonces, el IAEN empezó la capacitación de los 37 nuevos funcionarios. Ellos recibieron 10 cursos. El último terminó ocho meses después, el 31 de marzo del 2010.
Al día siguiente, los estudiantes llegaron como siempre a recibir clases (aún debían tomar cinco materias) pero su formación concluyó súbitamente, pues se les asignó tareas en Cancillería.
“No recibimos una explicación. Luego supimos que el IAEN suspendió la maestría porque no tenía autorización del Consejo de Educación Superior (Conesup) para dictar ese tipo de especialización”, contó Paúl.
En la cláusula 3.2 del convenio se estableció que el IAEN debía “realizar todos los trámites legales y administrativos para la aprobación de los proyectos académicos de posgrado ante el Conesup”. No obstante, el director del IAEN, Carlos Arcos, aclaró que el curso no fue suspendido por no tener autorización del Conesup, sino por disposición del canciller Ricardo Patiño. Subrayó que las materias que se dictaron no eran parte de la maestría, sino del programa Núcleo Básico, que busca formar servidores públicos, con visión de que “las relaciones internacionales son políticas públicas”.
Por ello, se impartieron materias como Servicio Público del Siglo XXI, Contratación Pública, Historia del Ecuador… No obstante -según uno de los cursantes- nunca se les formó en diplomacia. “Nos dijeron que no tenían la autorización del Conesup, que no tenía por qué saber que daban una maestría”.
Otro de los jóvenes perjudicados cuestionó el procedimiento. A su criterio, los nuevos funcionarios de la Cancillería no han sido capacitados en diplomacia y tampoco pueden estudiar relaciones internacionales. “Si se ofrece una maestría dirigida a los funcionarios en proceso de capacitación, se debería diferenciar del resto de programas ofrecidos por las universidades. Focalizar la teoría y, principalmente, la práctica diplomática y consular del día a día”.
La resolución del Conesup señala que “los proyectos de cursos de posgrados serán presentados al organismo (‘) y deberán contener la solicitud de aprobación del proyecto dirigido a esa entidad… adjuntando la declaración de que el curso no ha iniciado”.
Por ello, Arcos asegura que la maestría no se concretó. Recién en junio pasado recibieron la autorización del Conesup para dictar esa especialización. Está previsto que el masterado dure 14 meses, además de la tesis.
Pero el organismo rector aún no aprueba los estatutos del IAEN. “Vamos 14 meses y todavía no se ha aprobado”, explica.
El 5 de julio, el IAEN envió una carta al canciller Ricardo Patiño para proponerle que se dictase una especialización en Cooperación Internacional para el Desarrollo, aunque ya tenían autorización para la maestría.
Según uno de los estudiantes, el Instituto evita cumplir el convenio con la Cancillería. Aunque Arcos argumenta que la propuesta es para que se consideren todas sus ofertas educativas.
El IAEN no está en condiciones de formar al servicio exterior, dice el joven diplomático. Por ello, cree que el trabajo que realizó hasta el 2008 la Academia Diplomática era vital para el fortalecimiento institucional.
Por el momento, la decisión final de la continuidad del curso está en manos de la Cancillería. Este Diario buscó varias veces la versión del Canciller y del viceministro Kintto Lucas, sin éxito.
En el curso Núcleo Básico, el IAEN cobró USD 96 000, por los ocho meses de clases. El monto total del convenio firmado en el 2009 es de USD 200 000. El saldo será usado para cubrir la maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia. “Tendremos que ver qué materias de las que ya se tomaron pueden ser revalidadas. Además, veremos la posibilidad de otorgar becas a algunos estudiantes”, dijo Arcos.
Mientras, los terceros secretarios deberán esperar y seguir trabajando sin nombramiento.
Secuelas preocupantes
La Academia formó 12 generaciones de diplomáticos (ver compartida). Pero según varios servidores de carrera, que pidieron el anonimato, el actual Gobierno ha tratado de desmantelar al ente formativo y por ende a la Cancillería.
Los diplomáticos no entienden la razón del desmantelamiento de la Academia. Por ejemplo, para el embajador Francisco Martínez, presidente de la Asociación de Diplomáticos de Carrera del Servicio Exterior Ecuatoriano (ADIP), “la Academia no fue pensada para dar títulos sino para escoger a los mejores y seguirlos formando. La subordinación al IAEN altera su función originaria y afecta la base de la carrera diplomática”, sostiene Martínez, a título personal.
Pero ese caso -agrega- no es excepcional. Es parte de una visión, de una serie de medidas que están destrozando al Servicio Exterior Ecuatoriano y menoscabando la imagen internacional del país (ver ficha).
El último caso es la renuncia del embajador en la OEA Francisco Proaño, quien se negó a posponer -por disposición del canciller Patiño- la fecha de la sesión extraordinaria pedida por Colombia para exponer las pruebas de la supuesta presencia de las FARC en Venezuela. Proaño renunció esta semana indicando que no podía irse contra el estatuto de la OEA.
Estos días, la ADIP y la Asociación de Funcionarios del Servicio Exterior (Afese) le enviaron sendas cartas de respaldo a Proaño. “La ADIP… expresa a usted sus más cumplidas congratulaciones por la profesional y digna posición adoptada como Presidente del Consejo Permanente de la OEA, al negarse a posponer la sesión extraordinaria del Consejo, solicitada por el representante de Colombia, en pleno acatamiento a lo establecido en el artículo 37 de ese órgano de la OEA”, dice la misiva. Y agrega: “Actitudes como la suya dan fe y evidencian el prestigio del Servicio Exterior, duramente cuestionado en las actuales circunstancias, y resaltan la demostrada profesionalización del diplomático de carrera, cuyo único objetivo es impulsar y coadyuvar la inserción del país en el concierto internacional a través de una política externa clara y coherente”.
Los cursos del IAEN
El IAEN ha firmado convenios con varios ministerios e instituciones públicas para dictar cursos de capacitación y especialización.
Ha dictado tres diplomados en Gestión y Evaluación de Proyectos, en Gestión Integral de Riesgos y Desastres, y en Evaluación y Gestión Pública.
Uno de sus objetivos es “diseñar un modelo de capacitación y educación continua que responda a las necesidades del sector público”.
Tiene 14 profesores a tiempo completo en su planta y nueve por contrato. En el 2010 se han dictado 13 cursos. Y hasta el 2010 se esperan impartir 60 cursos adicionales.