Con gran alegría he podido ver en algunos Cantones de las provincias de Guayas, Los Ríos y Manabí a grupos de productores agropecuarios dirigiéndose con sus propias cosechas a centros urbanos con el propósito de comercializar directamente sus productos.
Tradicionalmente la producción agropecuaria ha sido sometida a variables que han puesto a prueba la paciencia y el tesón de los productores, falta de oportuno crédito, bajos precios a las salidas de cosechas, chulqueros inclementes y el más letal de los enemigos del Agro, el intermediario. Hemos estado acostumbrados que la actividad agrícola es poco lucrativa, que se desarrolla en un medio muy adverso, carente de los más básicos servicios de salud, educación y transporte. Estas razones han llevado que las nuevas generaciones no quieran permanecer en el campo, y busquen profesiones muy distintas.
Si observamos la edad de los habitantes del campo, un promedio de 60 y 70 años, pensamos que en breve las ciudades e industrias quedarán sin alimentos y materias primas. Es momento de cambios radicales en actitud y en educación, debemos formar líderes agrícolas con mentalidad proactiva, que vean en las adversidades oportunidades, en las necesidades soluciones. Que transmitan fortaleza y entereza, para cambiar la historia. Algunos de esta nueva generación de líderes han visto gran oportunidad comercial en realizar ferias agrícolas en las ciudades, liberándose del azote del intermediario. Ferias llenas de colorido por la variedad de productos como frutas y verduras, productos semielaborados, como “bola de chocolate”; lácteos, como queso fresco; atractivos tejidos artesanales, como ponchos y alforjas; artículos de cuero, como aperos para caballos. Y lo mejor, el intercambio de ideas y la alegre y sabia conversación del hombre de campo.
Debemos articular entre GADs y organizaciones agropecuarias, para promover más las ferias agrícolas.
Pedro Pablo Jijón Ochoa