Se resuelve el misterio de la muerte del duque de Parma, Alejandro Farnesio. No fue envenenado, murió por neumonía.
Mientras los genios de la Asamblea dedicaban una mañana entera a pronunciar discursos cursis para decretar que el Chimborazo es la montaña más alta del Ecuador (según la crónica del brillante Roberto Aguilar) la mayoría del Parlamento español, con la sola oposición del Partido Popular y la ultraderecha de Vox, admitía a trámite el proyecto para la legalización de la eutanasia.