El gusto por las figuras precolombinas ha marcado la vida de Vicente Ayala. Ha dedicado 50 de sus 79 años a recolectar piezas arqueológicas. Pero a este profesor de idiomas le cautivaron más las cuentas de la cultura Manteña-Huancavilca, que servían de contrapeso para con la ayuda de una vara de madera transformar la lana en hilo. También posiblemente fueron utilizadas como artículos de bisutería.
La historia del cantón Antonio Ante está atada a la de la Fábrica Imbabura. Esta factoría, que funcionó entre 1927 y 1982, fue el germen de la industria textil de esa zona imbabureña, y ayer fue reabierta como museo para rescatar su historia.