Siete días después del estallido en el cuartel del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), ayer aparecieron nuevas revelaciones. Ni el Municipio de Quito ni los Bomberos sabían exactamente en qué sectores de la ciudad operan áreas de almacenamientos de explosivos. Esto, pese a que los casaca rojas son responsables directos de emitir los permisos de funcionamiento de este tipo de lugares.
La explosión en el GIR devela más dudas en el accionar de las instituciones del orden.
La garita de acceso al GIR sigue sin ventanas. El edificio principal igual. Adentro se limpiaron escombros y el zinc de los techos de los galpones luce destruido. En el cuartel, donde el jueves explotó un búnker, los policías casi no hablan y quienes deciden hacerlo piden el anonimato. “No sabemos cuándo arreglarán esto”, dice un policía, mientras camina junto al árbol de Navidad y al nacimiento iluminados en la entrada principal del GIR. Ayer, los constructores preparaban un informe sobre los daños internos en la unidad policial y del costo de las reparaciones. En la tarde, técnicos dijeron que los trabajos costarían USD 600 000. ¿Quién pagará esas readecuaciones? El informe de los técnicos pasará al Ministerio del Interior, para que se cubran los gastos. De hecho, esta Secretaría de Estado pidió el lunes que el Ministerio de Finanzas desembolsará USD 1 millón para la emergencia. ¿Las instalaciones del GIR estaban aseguradas? En la Policía nadie responde esta pregunta. Hay hermetismo.
El hermetismo marca a la investigación. Los técnicos que hasta la semana pasada explicaban razones de por qué ocurrió la explosión en un búnker del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) en Pusuquí, ayer dijeron que tenían órdenes ‘precisas’ de no hablar.
A cuatro días de las explosiones registradas en el Grupo de Intervención y Rescate (GIR), ubicado en Pusuquí, las evaluaciones continúan. Esta mañana, la directora de Seguridad del Municipio, Lourdes Rodríguez, informó en una entrevista de TV, que las autoridades de la Administración La Delicia, encargada de la zona noroccidental de la ciudad, desconocían sobre la presencia de explosivos en esta institución policial. "He revisado lo que había en la administración Zonal La Delicia, en realidad no se conocía que allí existía un búnker. No había ese conocimiento, y por eso no había un plan específico. Entiendo que la Policía sí lo tenía", dijo la funcionaria en EcuadorTV. "Era un búnker que estaba administrado de manera adecuada, por eso no hubo víctimas mortales. Pero ya está fuera (del lugar), añadió Rodríguez. Además, informó que se realizó la evaluación de la zona, que comprende unos 1 000 metros a la redonda del sitio de la explosión, y que se evidenció que "estamos preparados para l
Al llegar a la puerta de la Escuela Simón Rodríguez, Alan González se resistió a entrar. Su madre, Lorena Cárdenas, le tomó de la mano y él no despegaba los pies del piso y movía la cabeza. No quería hablar. El niño de seis años estudia en la escuela ubicada en la calle Los Luceros, junto a las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), donde el pasado jueves se registraron tres fuertes explosiones.
Glenda Hernández sintió un nudo en la garganta cuando ingresó la tarde del jueves a la sala de terapia intensiva del Hospital de la Policía Nacional y supo que su esposo, el sargento Mauricio Herrera, tenía quemaduras de primer y segundo grados en la cara, cuello, brazos y piernas.
El policía cogió un megáfono en la mano y comenzó a pedir a los vecinos que salieran de sus casas. “Desalojen por favor, salgan de inmediato”, decía. Las sirenas de un patrullero sonaban insistentes y la entrada principal al Grupo de Intervención y Rescate (GIR) lucía bloqueada. Eran casi las 14:00 y la evacuación tomó por sorpresa a los vecinos del barrio John F. Kennedy, en Pusuquí.
Mery Morales faltó ayer a su trabajo para recoger los vidrios desperdigados en los dos pisos de su casa, en el conjunto Cántaros IV, Pusuquí. La explosión del polvorín del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) hizo estallar cuatro ventanales.
Un día después de la explosión en el Grupo de Intervenciones y Rescate (GIR), una nueva evacuación inició hacia las 14:00 en los alrededores de este cuarte policial y duró más de una hora. El objetivo fue sacar todo el explosivo que se encontraba en el GIR. El búnker con ese material será llevado al sector de El Quindé, vía a la Mitad del Mundo. En la puerta de este lugar, según la cúpula policial, se originó la explosión. Con un parlante portátil, los policías, de casa en casa, pidieron a la gente que se alejen del lugar al menos un kilómetro, confirmó este Diario. Los agentes custodiaron las viviendas que quedaron vacías. El conjunto Los Cántaros I y el barrio John F. Kennedy fueron los lugares evacuados. Pelotones de uniformados caminaron por la avenida Manuel Córdova Galarza. La vía fue cerrada y esto causó congestión vehicular.
La cúpula policial explicó esta tarde que la explosión que ayer se originó en el Grupo de Intervención y Rescate (GIR) se debió a un pequeña explosión que se produjo al cerrar la puerta del búnker donde se almacenan explosivos. El mayor Rodrigo Braganza, experto en explosivos del GIR, explicó que al cerrar la puerta vino un "fogonazo" y se produjo la onda expansiva. Según Braganza, el policía que cerró la puerta fue el sargento Mauricio Herrera, quien es uno de los heridos con mayores complicaciones. Los expertos señalaron que no se trata ni de polvorines, ni rastrillos, sino de un búnker en donde se almacenan explosivos requisados en el país. El búnker, en donde ayer ocurrió la explosión, está tres metros bajo tierra.
Las autoridades habilitaron esta mañana un lugar para recibir las denuncias de personas afectadas por las explosiones registradas la mañana de ayer, en las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en Pusuquí. Bajo carpas amarillas, grupos de policías registraban los datos de quienes se acercaban para dar cuenta de los destrozos en sus viviendas, aledañas a la unidad policial. Hasta las 10:00, cerca de 1 200 denuncias se receptaron, aproximadamente. De esas, la mayoría reportaba daños en los ventanales de las viviendas. En menor grupo, daños en puertas o paredes.
Con el reconocimiento del lugar a través del registro fotográfico de los daños ocasionados por la explosión sucedida la mañana de hoy en las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en la Escuela Superior de Policía (Espoli), ubicada en Pusuquí, en el noroccidente de Quito, se inició la investigación de las causas de la detonación. Así lo anunció el fiscal Galo Chiriboga Zambrano mientras visitaba la locación donde ocurrió el incidente.
Miró al cielo y lloró en oración a la Virgen de El Quinche. “Gracias mamacita, mi nietito está bien”. María Grande, de 70 años, se acercó despacio a Edwin Moya y los dos se fundieron en un abrazo a un costado de la calle La Alborada. Esa es la vía de acceso al cuartel del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de la Policía, en donde Moya, de 22 años, sigue el curso de esa unidad. Ayer, él estuvo cerca del estallido que alarmó a Quito.
Rosario Gallardo lloraba con impotencia en la puerta del Hospital de la Policía, sobre la av. Mariana de Jesús, en el norte de Quito. “¿Quién me ayuda?”, repetía con voz entrecortada y preguntaba por la salud de su hijo, Jairo Laguatasig, de 22 años.
Luego de la fuerte explosión en el cuartel del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en Pusuquí, entre los vecinos del barrio John F. Kennedy reinaba el desconcierto y el temor.
El tránsito vehicular se caotizó en el norte, luego de la explosión en el Grupo de Intervención y Rescate (GIR). El paso se restringió en la av. Córdova Galarza y hubo trancones en la Mariscal Sucre, en El Condado y en Carcelén. El ingreso a la ciudad, por el norte, se complicó pasadas las 11:15.
La maestra Gloria López sostenía una pesada guía telefónica. Una a una pasaba las delgadas hojas para que sus 32 estudiantes, niños y niñas aprendieran cómo buscar un nombre y dirección.
Las redes sociales volvieron ayer a superar la inmediatez de cualquier sitio informativo nacional. Una decena de tuiteros prendió las alarmas en la red tras la explosión en las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en Pusuquí. Ellos fueron los primeros en informar del fuerte estallido, de los vidrios rotos en casas aledañas, de las ambulancias que salieron a la emergencia y del espanto de la gente. Fue también por ahí donde circularon las primeras imágenes de las columnas de humo que se originaron a raíz del accidente. Compartieron información valiosa con la que medios televisivos y de Internet graficaron sus portadas. No obstante y como suele suceder en noticias en desarrollo, los datos sin confirmar se filtraron a la escena mediática. Esta vez el Ministerio del Interior retuiteó (reenviar) un mensaje no confirmado sobre la supuesta muerte de cuatro personas en el GIR. “RT: @vane_noticias: URGENTE: Explosión en cuartel de la policía en Pusuqui, aparentemente hay 4 f
La explosión registrada hoy en las instalaciones del GIR, en el norte de Quito, fue tan fuerte, que equivale a un movimiento sísmico de 2 grados de magnitud. “La energía sísmica liberada por la explosión es equivalente a un sismo de magnitud de 2 grados”, explicó el técnico Sandro Vaca, del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.