Tiago y Martín terminaron el año lectivo de modo virtual. Al día, los niños de 5 y 7 años pasaban tres y cuatro horas frente a pantallas. Su madre, Rossana Hidalgo, no permitía que usen dispositivos para otras actividades y en estas vacaciones buscó una opción que los aleje de esos aparatos.
“Ahora que se acabaron las clases, se terminó también la computadora”, dice Rossana.
Los niños, señala, aprenden con experiencias. Por eso, durante estas vacaciones decidió que sus hijos compartan con otros niños, con las medidas de bioseguridad.
En los dos períodos escolares que han transcurrido en pandemia no salieron de casa. “Ahora que los abuelitos están vacunados nos sentimos más seguros”, dice. Además, buscan que los niños se preparen para un posible retorno a clases semipresenciales.
En el régimen Sierra-Amazonía, 1,8 millones de estudiantes empezaron sus vacaciones. Los programas disponibles ofrecen opciones a los padres como Rossana, que prefieren evitar campamentos en modalidad virtual y buscan reducir el riesgo de un posible contagio. Cuestan alrededor de USD 100, sin transporte.
Roots and Boots, por ejemplo, ofrece actividades de arte, lectura, juego y proyectos de huerto y bosque para los niños. Se desarrolla en una quinta de Cumbayá con áreas verdes, incluye un huerto de plantas frutales y vegetales para que los niños siembren y cosechen.
Cuentan con áreas para que los chicos entren en contacto con conejos y ovejas; hay zonas para caminar y una cocina de lodo, en sitios abiertos.
María José Villacrés, quien es educadora, explica que se usa a la naturaleza como un recurso de aprendizaje. “Es una forma de enfrentar problemas como el déficit de atención, la obesidad y la disminución de la creatividad y la depresión”.
La representante del vacacional indica que los grupos son reducidos y las profesoras están vacunadas. Proponen un tema para cada semana: tierra, flores, bichos, árboles y agua.
Actividades al aire libre son las adecuadas para los niños en las vacaciones, opina la infectóloga pediatra Adriana Arnao. Pero en ellas, dice, no hay que pasar por alto las medidas de bioseguridad como el uso de mascarilla, que debe sellar por completo nariz y la boca.
La médica recomienda a los padres verificar que pocos niños asistan. Y pide enviarles alcohol o gel y repetir que los chicos deben lavarse las manos, cuando puedan hacerlo.
La infectóloga pediatra Carola Cedillo pide evaluar la situación familiar antes de tomar una decisión. Por ejemplo, no recomienda el uso de transporte público. Tampoco que asistan quienes viven con familiares, con alguna comorbilidad, que no han sido vacunados contra covid-19.
El contagio, recuerda Cedillo, se da a través de aerosoles. “Estos disminuyen si se habla lo menos posible, si no se grita ni se corre, ya que al estar cansados, los niños podrían sacarse la mascarilla”.
También sugiere que los encuentros sean cortos e intercalados. Es decir, no todos los días y en horarios de dos o tres horas diarias. “La exposición debe ser mínima”.
Pensando en esto, Guagua Monte organizó su programa de tres días a la semana. A través de la metodología bosque-escuela, proponen actividades recreativas para que los niños aprendan temas de lenguaje o matemáticas, con el juego al aire libre. Y desarrollan capacidades motoras finas y gruesas, explica Alejandra Vaca.
Las jornadas son en el Parque Metropolitano Guangüiltagua, en Quito. Allá acuden Kalel y Andrés, de 6 y 4 años. “Es una alegría para ellos”, cuenta su madre, Andrea Darquea. “Me han traído ramitas del bosque o flores”.
Tras finalizar el período 2019-2020 de forma virtual, ella decidió que su hijo mayor no continúe en clases frente a pantallas. El año que acaba de finalizar aplicaron el ‘homeschool’.
Otra madre, Lorena Carate, buscó una opción presencial porque le preocupa que su hija Luz no haya experimentado la relación con otros niños, ya que inició y terminó su primer año de vida escolar en línea.
La niña de 4 años acudirá a Suena Kitara, en donde aprenderá artes marciales, cocina, danza, música, teatro y cine en espacios abiertos o ventilados, según Macarena Castillo.
En estas vacaciones, lo ideal es que los chicos salgan de casa, siempre y cuando se pueda cumplir con medidas de bioseguridad, dice la psicóloga Cristina Simon. “El contacto con la naturaleza ayuda a lidiar con el impacto emocional que ha provocado la falta de socialización”.
Sin embargo, la especialista señala que depende de las posibilidades de cada familia. A quienes no puedan o no desean enviar a los chicos, recomienda vacacionales virtuales que permitan interacción entre los niños que participan. “Se debe evitar que solo sigan instrucciones del maestro”.