El euro es la moneda oficial de 16 de los 27 miembros que conforman la Unión Europea. Fue introducido en etapas. Comenzó a funcionar el 1 de enero de 1999 como la nueva unidad monetaria para los países que participaban en la Unión Monetaria Europea.
En esta primera etapa, las operaciones en moneda extranjera comenzaron a realizarse en euros a una paridad de 1.18 por dólar. La emisión de nueva deuda debía ser denominada en euros, y las deudas antiguas que estaban en monedas locales fueron convertidas en euros.
Asimismo, las acciones y los bonos se comenzaron a cotizar en euros en las bolsas de valores.
El 1 de enero del 2002, fue la fecha en la cual se canjearon las monedas y billetes locales por el euro.
El objetivo de la integración monetaria europea se apoya en la teoría sobre las áreas monetarias óptimas que mantiene que la eficiencia económica en una región geográfica determinada se maximiza si se utiliza una moneda común.
Los países de la eurozona resignaron su política monetaria y cambiaria, en nombre de una nueva institucionalidad encargada de conducir dichas políticas como si se tratara de un solo Estado.
De esta manera se creó el Banco Central Europeo con sede en Fráncfort, y los bancos centrales de los países de la eurozona pasaron a ser parte de la estructura administrativa del nuevo Banco Central.
El tipo de cambio es flexible por lo cual la relación del euro con otras monedas se establece a través del mercado. Con el tiempo, el euro se ha constituido en la moneda con el más alto valor combinado de monedas y billetes en circulación en el mundo, superando al dólar americano.
A octubre del año anterior, circulaban más de 790 000 millones de euros en el mundo, equivalente a un billón de dólares; mientras que a esa misma fecha habían en circulación 859 000 millones de dólares.
Durante la corta vida del euro, la moneda ha tenido grandes fluctuaciones. La más baja se registró en octubre del 2001 con 0.852 euros por dólar, y la más alta en julio del 2008, fecha en la cual se cotizó a 1.59 euros por dólar. En la actualidad se cotiza a 1.27 euros por dólar.
Hoy, el euro está bajo presión debido a la inobservancia de ciertos países a las reglas establecidas sobre los límites de endeudamiento y deuda pública. Además, las diferencias entre países en la base productiva y en la productividad, así como la estructura del gasto público, ha puesto de manifiesto que la adopción de una moneda única no es suficiente para lograr la eficiencia económica en una zona.
El rescate a la economía griega, y la creación de un fondo de contingencia para ayudar a los países en problemas, es una medida parche.
Lo que necesita la eurozona para preservar el euro son reformas estructurales que conduzcan a los países a mejorar la productividad dentro de un marco de integración fiscal.