Orgulloso de representar a su país, de cumplir sus sueños. Así se sentía el astronauta estadounidense Frank Culbertson Jr. cuando le notificaron que sería parte de la tercera expedición humana de la NASA hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) en el 2001. No sabía que su experiencia lo convertiría en el único ser humano que vio el horror del atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de ese año desde el espacio exterior.