El resultado de una consulta indica si el pueblo resulta ganador o perdedor. Si este resultado se utiliza para publicitarse personalmente en la búsqueda de votos futuros, esa ceguera puede causar un daño irreversible. Los porcentajes de votos solo indican la aprobación o no de la propuesta que afectará activamente el bienestar de quienes conforman la nación. No es lo mismo jugar un partido de fútbol y quedar feliz porque el resultado fue favorable a un solo equipo. El equipo ecuatoriano, de camiseta amarillo, azul y rojo, es uno solo, conformado por millones, diversos entre sí, en sus filosofías religiosas, políticas y de vida, diferentes racial y económicamente hablando, pero todos pertenecientes a un solo país, que comparten un territorio y viven bajo un único gobierno y, que no pueden, por esta razón, golearse entre sí.
El resultado de una consulta indica si el pueblo resulta ganador o perdedor. Si este resultado se utiliza para publicitarse personalmente en la búsqueda de votos futuros, esa ceguera puede causar un daño irreversible. Los porcentajes de votos solo indican la aprobación o no de la propuesta que afectará activamente el bienestar de quienes conforman la nación. No es lo mismo jugar un partido de fútbol y quedar feliz porque el resultado fue favorable a un solo equipo. El equipo ecuatoriano, de camiseta amarillo, azul y rojo, es uno solo, conformado por millones, diversos entre sí, en sus filosofías religiosas, políticas y de vida, diferentes racial y económicamente hablando, pero todos pertenecientes a un solo país, que comparten un territorio y viven bajo un único gobierno y, que no pueden, por esta razón, golearse entre sí.
Tomando en cuenta la diversidad, no todos estarán de acuerdo con la propuesta y aplicarán su natural derecho a disentir. Cuando se practica la auténtica política no se puede hablar de goleadas como si de un tablero de juego se tratara, porque no estamos jugando. Los resultados afectan el porvenir de la comunidad, un grupo de seres humanos.
Un país se desarrolla gracias a la madurez de un líder y, proveniente de ese conjunto de experiencias, se logra un importante resultado, la aceptación de la verdad, que puede ser muy dura: la imperativa necesidad de reflexión y, a consecuencia, la búsqueda de consensos y de unión, dejando de lado la prepotencia, la burla y la agresividad. Saber escuchar la voz proveniente de cada voto es una de las cualidades que mayor sabiduría política requiere y que debería llevar a un cambio de rumbo aunque el objetivo siga siendo el mismo. Saber escuchar la voz de los votantes es una cualidad complicada de aplicar a sabiendas de que de este ejercicio de verdadero liderazgo resultaría en una revolución duradera y real. El ejercicio de la democracia implica que los resultados porcentuales sean estudiados y respetados como lo que son, una declaración de quienes dieron su voto y, si la expresión rinde una diferencia menor a la esperada oficialmente, tiene aún más fuerza.
La verdadera victoria es representativa y consensuada y permite la libertad, a través del respeto. Democráticamente se respetará el resultado de mayoría pero sin descuidar la expresión minoritaria, un importante porcentaje. Si existe un líder maduro, responsable y conciliador, se dará cuenta de que es el momento de buscar el bien para el país de todos; dejará los agravios e irrespetos atrás para, con un país unido, junto a los líderes de todas las tendencias, buscar el cambio verdadero, que sólo entonces, sería resultado de una revolución ciudadana. Es el momento, ya no hay mañanas.