En el camino de identificar tanto los valores cuanto los vicios concurrentes en una sociedad, según nos hemos aventurado en varias columnas, concentrémonos ahora en una perdición de particular significado. Para B. de Spinoza, filósofo neerlandés hijo de sefardís españoles, los afectos derivados del odio se resumen en la “envidia”, que es el odio mismo, el cual dispone al hombre a gozarse del mal de otro y entristecerse con su bien. Agrega que “de la misma naturaleza humana de la que se sigue que los hombres sean misericordes, se sigue también que sean envidiosos y ambiciosos”.
Una prima de la reina Isabel II reveló en una entrevista con la revista People que el príncipe Carlos tenía "envidia" de Lady Di y que este sería el principal motivo que llevó al fin a ese matrimonio real.
Tiene 64 años, es licenciada en psicología y desde 2003 que forma parte del FC Barcelona. Su rol es vital para que quienes llevan las riendas de la institución y del equipo puedan trabajar los problemas que los aquejan en la intimidad. Durante su vida ha escuchado desahogarse a figuras como Lionel Messi, Luis Suárez, Thierry Henry, Andrés Iniesta, Neymar, Carles Puyol, Josep Guardiola y Ronaldinho, entre otros
El alto índice de crecimiento económico de Panamá, así como los bajos niveles de desempleo, inflación y déficit fiscal, hacen que el país centroamericano sea la "envidia" de una América Latina que decrece por segundo año consecutivo, afirmó hoy, 28 de junio, el ministro panameño de Economía y Finanzas, Dulcidio de la Guardia.
En las distintas ramificaciones de la vida es normal encontrarse con esas personas a las que se conoce como mala leche, es decir, aquellos personajes insidiosos, embusteros, traicioneros o malintencionados que, de forma gratuita o por oscuros intereses, se inmiscuyen en la vida de los demás para causar daño. El término al parecer tiene su origen en aquella creencia popular de que la leche materna forjaba el carácter del bebé y, en consecuencia, lo marcaba para toda su vida. También es posible, por supuesto, que en alguno de aquellos recovecos, frente a un espejo, nos demos cuenta de que uno mismo ha sido ese mala leche.