Si de pequeño te enseñaron o te acostumbraste a gastarte toda la mesada que te daba tus padres con el pretexto de que siempre necesitas algo que comprar ya sea caramelo, chicle, pastel, helado etc. Cuando seas adulto y trabajes te tocará desaprender viejas costumbres de gastarte todo y tú mismo deberás aprender nuevos hábitos de ahorro y disciplina financiera de lo contrario tu sueldo no será suficiente para aplacar tu estilo de vida material asociado a la felicidad y satisfacción. Si la sensación de bienestar general la tienes asociado al paisaje, brisa o entorno cuando tengas dinero sabrás que el dinero no hace feliz a las personas pero ayuda a cubrir necesidades básicas como alimentación, salud y renta. Si asocias el dinero con el status, difícil podrás ser feliz ya que no llegarás a tener el último modelo de auto o yate o la mejor casa y electrodomésticos del sector o acceder a la gastronomía más exótica. La educación Financiera te ayuda a planificar tu vida económica sin que interfiera tu paz psíquica. Recuerde que el dinero puede comprar la mejor cama pero no el sueño.
Existen también personas que realizan enormes esfuerzos para obtener una casa o un carro evitando saciar gustos pequeños y también existen personas que no realizan grandes sacrificios y prefieren vivir viajando por el país o conocer el mundo simplemente vivir el día, pero estas personas viven felices sin mayor preocupación de pagar letras o cuotas pero al llegar a los 60 años se dan cuenta que abusaron y que siguen alquilando una casa bonita que nunca serán propietarios y la vejez ya les tocó la puerta y entraron en pánico. En el mismo sentido existen padres que les dicen a sus hijos “Hijo cuida la casa y el carro que tengo cuando yo muera serán tuyos” Este terrible error hacen que los hijos piensen “mis padres se mueren y yo triunfo”. Generalmente cuando mueren los herederos, no aprendieron a genera riquezas vivieron acurrucados debajo del ala de sus padres sobreprotectores. Es importante balancear responsabilidad financiera y diversión para que la vejez sea digna y no se conviertan los padres en mendigos de sus propios hijos.