La trama empezó el 29 de marzo. Por la mañana, a los correos electrónicos de la Empresa Metropolitana de Agua de Quito (Epmaps) llegaron dos proformas. Un día después, una tercera propuesta ingresó al buzón. Los documentos provenían de tres empresas y detallaban precios de gafas, trajes de bioseguridad y mascarillas.