Autoridades ecuatorianas resaltaron este martes 23 de abril del 2019, en la conmemoración del Día Internacional del Libro, los valores y enseñanzas que 'El Quijote' ha aportado al mundo hispanohablante y a la narrativa universal, en la primera participación del país en la lectura en directo de la obra.
Autoridades y personalidades de las letras ecuatorianas participarán por primera vez en la lectura continuada de El Quijote, que organiza el Círculo de Bellas Artes de Madrid, informó este martes 16 de abril del 2019 la Embajada de España en Quito.
"En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme", el inmortal comienzo de 'El Quijote', fue leído este lunes 24 de abril del 2017 en Asunción por el embajador de España en Paraguay, Diego Bermejo, en el inicio de la lectura maratónica que se desarrolla en abril en conmemoración del Día Internacional del Libro.
La relación de la catedrática, ensayista y crítica literaria Cecilia Ansaldo, con la literatura española está marcada por dos autores: Miguel de Cervantes y Sor Juana Inés. A Cervantes le ha dedicado años de lectura, sobre todo, al 'El Quijote', un libro que ha leído cinco veces.
Nuestro diccionario dice, sobre la palabra mérito: ‘acción que hace al hombre digno de premio o de castigo’. Al observar el comportamiento animal, nos hallamos en la línea que separa lo instintivo de lo meritorio, lo irremediable, de lo que, elegido libremente, puede ser en el humano, virtud. Las acciones animales no han de calificarse de meritorias ni virtuosas, porque el destino de su condición puramente instintiva es decir siempre sí, sin espacio para la elección consciente, sin libertad. Pero, analógicamente, encontramos en los animales atributos y virtudes semejantes a los nuestros y, en el campo instintivo, incluso cierta superioridad. Animales humanos, nosotros, la palabra nos distingue, y no yerra don Quijote cuando, al buscar nombre para su caballo, quiere que este sea ‘alto, sonoro y significativo’.
Darío Villanueva, director de la Real Academia de la Lengua Española es un experto cervantivo -profundo conocedor de la obra del escritor español Miguel de Cervantes-. Villanueva estuvo, la semana pasada, en el país para ser parte de las Jornadas Cervantinas organizadas por la Academia Ecuatoriana de la Lengua y la Universidad Técnica Particular de Loja.
"Yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra 1547-1616". El sepulcro del autor de 'El Quijote' se encuentra en el Convento de las Trinitarias, en pleno Barrio de Las Letras, uno de los más emblemáticos Madrid.
El relanzamiento de la edición popular y la muestra 'El Quijote por el mundo' recuerdan los 400 años de la muerte de Cervantes.
El escritor español Andrés Trapiello está acostumbrado a largas investigaciones, pero ha tenido que recurrir a toda su paciencia y erudición para adaptar la novela española más famosa de todos los tiempos, 'El Quijote', al español actual.
Entre los episodios más duros de El Quijote están aquellos que cuentan los siete días que Sancho Panza ejerció como Gobernador de la Ínsula Barataria. No era una isla –como solían ser los reinos en las novelas de caballerías–, sino un pueblo de mil personas, a lo sumo, cuyo dueño era un Duque que había acogido a Sancho y al ingenioso caballero para que lo entretuvieran un buen rato. (Nada menos que durante veintisiete capítulos de la segunda parte de El Quijote, si no estoy mal).
En este año 2015 y en el que llega, cervantinos por partida doble, siempre será pertinente volver a las páginas del Quijote. Uno de los capítulos de la novela que frecuentemente se citan es aquel en el que el personaje discurre acerca de las armas y las letras, dos oficios en los que Cervantes puso su coraje y su constancia. Don Quijote se muestra allí más locuaz que de costumbre. Con su labia llega a encandilar a un rústico auditorio de aldeanos que, abobado, lo escucha disertar sobre las glorias y miserias que les toca cosechar a soldados y a escritores. En la alocución, es el soldado quien sale mejor parado que el letrado, pues “con las armas se defienden las repúblicas y conservan los reinos”. Lo que no ocurre con las letras, ya que “estas no se pueden sustentar sin aquellas”. Nada de ello debería extrañarnos en Miguel de Cervantes quien, antes que un hombre de letras (al que la fama le fue esquiva), se consideró primero y ante todo un soldado que a mucha honra tuvo siempre esas vi
400 años después de su publicación, la segunda parte de 'Don Quijote de La Mancha' (1615) se tradujo al quechua, la lengua nativa más extendida del continente americano y desde ahora uno de los 70 idiomas en los que se puede leer íntegramente la obra insignia de las letras españolas.
La Real Academia Española de la Lengua presentó este 23 de junio en Madrid su nueva edición de 'Don Quijote de la Mancha', una obra cuidadosamente revisada y comentada que está llamada a convertirse en una verdadera "enciclopedia" sobre la novela cumbre de Miguel de Cervantes.
Los restos del escritor español Miguel de Cervantes, padre de Don Quijote, reposan en un monumento inaugurado este jueves 11 de junio en la Iglesia de San Ildefonso del Convento de las Trinitarias en el corazón de Madrid, tras la finalización de la búsqueda de los mismos en marzo.
El escritor chileno Jorge Edwards afirmó este 26 de mayo en una conferencia en el Instituto Cervantes de El Cairo que el libro de 'El Quijote' significa "libertad creativa", y reconoció que la lectura de Miguel de Cervantes influyó "mucho" en su obra.
Alumnos, profesores, padres y personal no docente del instituto Garcilaso de la Vega de Villacañas (Toledo, centro de España) copiaron a mano en un tiempo récord, tres semanas, los 74 capítulos de la segunda parte de 'El Quijote' para conmemorar el cuarto centenario de su publicación.
Miguel de Cervantes, muerto en 1616, cuyos restos un equipo científico cree haber hallado en Madrid, es considerado el inventor de la novela moderna y de un mito del deshacedor de entuertos todavía vigente, explica su biógrafo Jean Canavaggio, profesor de literatura en París.
Todos los libros buenos deberían ser libros prohibidos. Y de hecho lo son: libros sagrados e inaccesibles, con su lomo de cuero y sus letras doradas, que se vuelven una obligación y una tarea y un castigo, y de los que todo el mundo habla para no tener que leérselos nunca o para creer que se los leyó ya. Libros que están en el peor de los índices de libros prohibidos que uno se pueda imaginar (peor aun que el de la Inquisición): el de los libros que hay que leerse a la fuerza; el de los que tanta gente celebra y alaba sin saber ni siquiera por qué.
Los trabajos en el convento de las Trinitarias de Madrid continúan para tratar de determinar si los restos hallados en su interior pertenecen a Miguel de Cervantes, un descubrimiento que dividirá la atención turística entre la capital y Alcalá de Henares, la ciudad donde nació en 1616.
Según lo confesó Jorge Luis Borges, el primer cuento que él escribió fue “Pierre Menard, autor del Quijote”, un texto que pasa por ser “una de las maravillas absolutas de la inventiva humana” (Steiner). Ingenioso narrador de conjeturas, Borges plantea aquí con humor e ironía la cuestión de la lectura, asunto que, años después, Barthes tratará de dilucidar con su embrollada ciencia estructuralista. Borges relata la empresa –obviamente embustera- de un oblicuo escritor simbolista de inicios del siglo XX llamado Pierre Menard, quien se propuso un proyecto tan ambicioso como inaudito: “Producir unas páginas que coincidieran –palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes”. En fin, “no quería componer otro Quijote –lo cual es fácil- sino el Quijote”.