‘Los diarios ilustrados de Eduardo Solá Franco’ (Guayaquil, 1915-Santiago de Chile, 1996), publicados con motivo del centenario del nacimiento del artista, ahondan en los avatares de su vida afectiva y en la cuestión de la orientación sexual de “un ser alternativo, emocionalmente atormentado”.
A casi una década de su muerte, el legado del pintor y dramaturgo Eduardo Solá Franco pasó a formar parte del repositorio de la Biblioteca Nacional de Francia.
Pintó a sus amigos, a sus amantes, a sus posibles amantes y al reflejo que percibía de sí mismo. Sin embargo, en este mar de cuerpos y rostros plasmados sobre el lienzo, el cuadro que tuvo mayor presencia en la memoria de Eduardo Solá Franco fue aquel en el que inmortalizó a su madre.