utaciones en un gen que interviene en la producción de la hormona del estrés pueden haber desempeñado un papel en la domesticación de los perros.
El estudio más completo del genoma del asno aportó nuevos datos sobre su evolución, como por ejemplo que su proceso de domesticación se inició en el Noreste de África, probablemente en Egipto, hace 6 000 años y que un número reducido de machos contribuyó de forma importante al resto de generaciones.
Los lobos tienen un comportamiento más prosocial que los perros que forman jaurías, lo que defiende que las ayudas a las manadas de los canes son tendencias ancestrales y no fruto de la domesticación, según un estudio publicado este miércoles (1 de mayo del 2019) en la revista especializada Plos One.