"Puedo decir con certeza, a partir de décadas de experiencia policial, que la muerte de Diana no fue un asesinato, pero sí fue un accidente terrible que debería haberse evitado". Así resumió Ken Wharfe lo sucedido la noche del 31 de agosto de 1997 en París, en la que murió la princesa de Gales Diana junto a su pareja el magnate egipcio Dodi al Fayed.